
Rodrigo Cuevas: Una romería de resistencia con lentejuelas para reconciliarnos con el mundo
30/04/2025Hay una pequeña sala de conciertos en Barcelona, la Sala Vol, que, a modo de cajita musical, contiene sorpresas de buen gusto y con bastante buena sonoridad. Por lo que aproximarse hasta ella, aunque tengas cerca a los difuntos de Sancho de Ávila por encontrarse en la misma calle, es una muy buena manera de acabar una noche primaveral de un martes laborable en la ciudad condal, celebrando la vida. El muerto al hoyo y el vivo… a la Sala Vol.
Así, el pasado 29 de abril, llegamos hasta este pequeño lugar dispuestos a dejarnos seducir por un pequeño gran concierto de doble cartel. De la mano de Primavera Tours y un poco gafados, con un cambio de sala unos días antes (en un inicio estaban programados en la Nau), y la resaca del apagón nacional del día anterior que obligó a la banda a cancelar el bolo previsto en Madrid, llegaba a Barcelona Divorce, un cuarteto de Nottingham potente y sofisticado a la vez, que ha resultado ser una delicia de descubrimiento. Les teloneaba Elle León, una cantautora catalano irlandesa afincada en Barcelona, que destaca por la calidad de su voz y técnica, al igual que los músicos que la acompañan.
La banda Divorce, formada por Tiger Cohen-Towell, al bajo y a la voz, Felix Mackenzie-Barrow, a la guitarra y a la voz, Adam Peter Smith, a la guitarra y a los sintes, y Kasper Sandstrøm, a la batería, presentaba su álbum debut "Drive To Goldenhammer" (2025, producido por Catherine Marks), un trabajo muy destacable que contiene una mezcla de diversos estilos bien fusionados, con estructuras melódicas elaboradas, enlazando con destreza lo que, a veces, parecen diferentes canciones en un mismo tema, hecho que sorprende y convence. Y prueba de ello es que la curiosidad y el placer auditivo te enganchan, y te invitan a seguir escuchando el disco entero, no una, sino varias veces. Y sigues con su EP anterior "Heady Metal" (2023). Y sin darte cuenta, te has convertido en un seguidor más.
Contrapuestos a la música de corte digital actual, nos presentan artesanía, con predominio de las voces, melodías consonantes, mucha guitarra y distorsiones (para ello, Félix llevaba consigo 3 guitarras diferentes y un ejército de pedales). La cristalina y a veces desgarrada voz de Cohen-Towell, se va turnando equitativamente con la voz aterciopelada de Mackenzie-Barrow, y conjuran bellas armonías a dúo. Y junto a los excelentes músicos que forman la banda, Kasper y Adam, te invitan a hacer un viaje complejo, con cambios constantes pero orgánicos en sus transiciones, que acaba siendo muy placentero para los sentidos. Según palabras de la misma Cohen-Towell, el trabajo que presentan es “un viaje que es un fiel reflejo de lo que han sido sus vidas en los últimos años, envuelto en un realismo mágico, con un proceso de creación del álbum muy lúdico, cómo debe serlo hacer arte”. Pues sí, estamos de acuerdo, este álbum lúdico está hecho con arte y notable maestría.
Sus influencias son muchas y variadas, desde Wilco, The Jayhawks, Walt Disco, jasmine.4.t, Humour, mary in the junkyard o Sorry, pero también ABBA o Queen, o Dolly Parton, Glen Campbell o Jim Wilkinson, declarándose fans del country más clásico. Todo ello da como resultado un ensamblaje bien armado de sonoridades americanizadas, que transitan principalmente por el country alternativo, pero también por el indie rock, el pop o el folk renovado, añadiendo toques de post punk y de glam rock, salpicado a veces con gotas de electrónica. No hay duda que son una banda de grandes contrastes y que, con su calidad musical, este background ecléctico funciona.
La sala se fue llenando mientras Elle León Gallagher y su banda, nos sorprendía con los temas de su también álbum debut “The Musical” (2022), un carrusel de canciones emocionales y expresamente pegadizas, con un estilo muy particular, que la misma Elle define como “sassy but classy theatrical pop-rock” (pícaro, aunque distinguido pop-rock teatral).
Y por fin, casi con puntualidad británica, Divorce se presentó al pequeño escenario a capella con el primer tema “Fever Pitch”, una canción algo lenta para un inicio, del que se espera que suba las revoluciones de los presentes. Pero iría augmentando la intensidad a medida que la cantante y bajista iba mostrando su fuerza y carisma. Le siguieron grandes temas del álbum como “All my freaks” o “Karen”, uno de nuestros preferidos, que es un sentido homenaje a Karen Carpenter, de The Carpenters, de los que Tiger se declara gran fan. Un tema que empieza susurrando pero que acaba con un lamento desgarrado y catártico. Y en medio de ellos, sonó el sencillo “Gears” que, con su redondo estribillo, conectó con un público concentrado y expectante a cada canción.
Le siguieron, entre otros temas, “Jet Show” o “Antarctica”, un soplo bohemio de country refinado, y “Pill”, un tema con toques electrónicos y distorsión de guitarras que evoluciona a una melodía de musical, de estribillo dulzón, pero embellecido por la voz desnuda de Tiger, o “Where Do We Go” otro de nuestros preferidos, rock sensual que nos evoca un poco a Elysian Fields. Y sin olvidar “Old Broken String”, un remanso country de paz bien defendida por la cálida voz de Félix, que se acaba fundiendo con la de Tiger. En medio de la setlist incluyeron también canciones de su primer EP, como “Scratch your metal”, con un estribillo muy destacable, que nos habla de la dualidad de las relaciones y de la importancia de aceptar al otro como al humano que es. Volvieron al álbum debut para cerrar el concierto con dos joyas de bises, “Lord”, que ya es un clásico del álbum y no podía faltar en el repertorio, y “Hangman”, que selló el fin de la velada.
Ni el viaje musical ni la sala defraudaron, y resultó ser un acierto de concierto. Aunque los inicios de la banda son muy tiernos aún, y les queda mucho recorrido por hacer y experimentar (sus andaduras empezaron en 2021), su calidad musical y versatilidad sonora, les sitúa en un lugar muy interesante y diferente del panorama actual en los circuitos musicales independientes. Prometen, y mucho, por lo que habrá que seguirles el rastro, ya que se augura un brillante futuro para ellos. Esperemos que no hagan honor a su nombre en muchos años. Y por poco que podamos, ahí estaremos la próxima vez que visiten nuestra ciudad. Avisados estáis.
Autora de la crónica

Nur Ribas
Desde pequeña y de manera intuitiva, me ha interesado el acto de capturar momentos y conservarlos, para que no desaparezcan. Estudié Historia del arte, conservación de archivos fotográficos y música, pero es al fotografiar conciertos y artes escénicas cuando siento una felicidad más genuina. Las artes nos alimentan y con ellas ¡resistimos!