
Wilco en el Alma Festival: cuando el caos suena a perfección
29/06/2025La mítica banda británica The Cult se encuentra de gira por Europa celebrando su legado con la “8424 Tour” o la rebautizada “8525 Tour”, que rinde homenaje a los 40 años de trayectoria desde su explosión en los escenarios. En este contexto, el grupo recaló el pasado viernes 27 de junio en Barcelona, dentro del prestigioso Alma Occident Festival, para ofrecer un show en el singular y mágico entorno del Poble Espanyol.
The Cult son mucho más que una banda de rock británico: son un símbolo de resistencia y reinvención. Nacidos en la confluencia del post-punk y el gótico bajo el nombre de Death Cult, encontraron pronto su voz definitiva en un estilo que bebe del hard rock, el misticismo y la furia eléctrica. Con una formación encabezada por Ian Astbury, chamán del micrófono, y el inconfundible guitarrista Billy Duffy, la banda ha marcado a generaciones enteras con himnos como “She Sells Sanctuary”, “Rain”, “Love Removal Machine” o “Fire Woman”, temas que, por supuesto, resonaron en la mítica plaza del recinto.
Media hora antes de empezar el concierto y, mientras veíamos como caía la noche, una agradable y suave brisa aparecía en la plaza. El público fiel a la banda, iba llenando poco a poco el recinto y podíamos apreciar esa curiosa mezcla de rockeros ataviados con camisetas de sus bandas favoritas entre las que estaban Led Zeppelin, Black Sabbath, Metallica o los inmortales Rolling Stones. Cabe recordar que The Cult fueron teloneros de alguna de estas bandas a principios de los 90.
Pasaban algo más de cinco minutos las diez de la noche cuando los integrantes del grupo fueron apareciendo poco a poco encima del escenario para arrancar el concierto de forma contundente con la interpretación de “In the Clouds” seguido de “Rise”, dos temas de álbumes recientes, demostrando que la banda no vive únicamente de su pasado, sino que sigue creando material de calidad.
Referente al resto del setlist, podríamos decir que realizaron un pequeño viaje al pasado gótico/post-punk con temas como “The Witch” y “Lucifer”, pasando por un equilibrio de temas como “War” o “Mirror” con los que quisieron crear una historia entre pasado y presente sin faltar los himnos clásicos ochenteros como “She Sells Sanctuary”, “Rain” y “Love Removal Machine”, siendo estos últimos los más coreados y aplaudidos por el público presente.
La mezcla de temas algo más nuevos y clásicos dio coherencia al concierto: comenzó con lo nuevo, rindió tributo a los primeros trabajos, regresó al presente y cerró con los hits que definieron su carrera.
Cabe mencionar que encima del escenario sucedieron cosas que quizás pasaron desapercibidas entre algunos de los presentes, pero debemos mencionar que hubo fallos técnicos de sonido y de luces que fueron disimulados por la calidad de la banda. Pudimos apreciar como Billy Duffy no se encontraba cómodo, realizó diferentes gestos con sus manos pidiendo cambios a los técnicos durante casi todo el concierto, en el único solo de batería que hubo por parte de John Tempesta, le dejaron a oscuras y a Ian Astbury se le cayó la petaca con el retorno de la mesa de sonido.
A todo ello, The Cult ofreció una actuación que duró algo más de una hora, duración a la cual no estamos acostumbrados, pero cabe mencionar que no es la primera vez que sucede con la banda. Cuarenta años de música resumidos en setenta minutos puede ser una burla para los fans que pagan una entrada, pero hay que ser honestos y resaltar que su directo es puro rock potente, sin fisuras, honrando su legado sin perder frescura ni energía. La calidad sonora estuvo afinada al detalle, guitarras vibrantes, batería precisa, voz de Astbury en plenitud, y la selección del repertorio equilibró nostalgia con modernidad.