Xavier Rudd actuará en Razzmatazz para presentar Storm Boy
05/10/2018Black Peaks vienen a Barcelona y sale a la luz su nuevo álbum
05/10/2018Miles de personas saltan ansiosas ante un gran escenario oscuro, iluminado por una columna horizontal de focos cuya misión es dar un mensaje: lo que se avecina es grande. En el interior del escenario se encuentra la negrura, pero el suelo tiembla al ritmo de un potente bajo que masajea el oído de todo asistente. Es el escenario principal del festival Rototom, en Benicássim. Es un portal a otro mundo, otro planeta y el día sábado 18 de agosto de 2018, uno de sus mayores profetas y emisarios nos visitó en plena madrugada a ritmo de reggae marfileño. Los focos se apagan a la vez que un gélido azul esmeralda ilumina el stage y nos permite identificar la escena que se presenta ante la multitud.
Un Rastafar I con una camisa negra con cuadros amarillos gesticula de placer mientras toca acordes con una fender entre sus manos. Otro parece haber llegado directamente del norte africano. Con cara anciana, afable y veterana lleva el ritmo con su bajo y provoca el movimiento de la gigantesca multitud que tiene enfrente. Tintinea su cuerpo ligeramente, dejándose llevar por la corriente de notas musicales. Un batería, un trompetista, un saxofonista, un trombón y dos coristas se encuentran a primera línea del frente.
Las trompetas suenan y acompañando el icónico tema dub ‘Le Descendant’, dan la bienvenida al soberano viajante. Tiken Jah Fakoly entra por el lado izquierdo del escenario. Andando lenta pero decididamente, el cantante marfileño sujeta con su mano derecha el micrófono y con la izquierda una vara de madera con la que acompaña su andanza. Un gran poncho africano cubre Fakoly, que realiza el primer canto: ‘’Je suis le descendant de Fakoly… (soy el descendiente de Fakoly…)’’ ‘Le Descendant’ es un un himno a las raíces africanas, un canto de presentación en este gran concierto, que sirve de embajada cultural. Al lado izquierdo del escenario, un nuevo componente de la banda aporta los sonidos africanos con su adaptación del instrumento africano kora.
‘’Je ne sais pas où je vais mais je sais d’où je viens (no sé a dónde voy pero sé de dónde vengo)’’, canta el marfileño mientras su cuerpo se tambalea a causa de sus pasos lentos pero decididos. Con una mirada incesante y sabia, el mensajero canta sus letras. Las letras de los temas de Tiken Jah Fakoly están relacionadas no solamente con sus raíces, sino con la realidad del continente del que proviene. Letras que denuncian todo el abanico de penurias y desigualdades que viven los estados africanos, pero que no obstante, anhelan la paz y alienta a los jóvenes a tomar las riendas de su futuro, unir África. Es por el motivo de su trayectoria profesional que los problemas con gobiernos como el de su país natal, Costa de Marfil, son comunes. Incluso la palabra ‘exilio’, es común para el cantante.
Finas rastas y una barba blanca cubren el serio rostro de Fakoly, que no duda en correr de lado a lado del escenario o dar vueltas sobre sí mismo cuando la canción se encuentra en su punto álgido. Con su movimiento, el cantante provoca estelas con su poncho. El conjunto de cabezas semi-iluminadas que conforman la masa del público se mueven a ritmo de la música pero sin ningún tipo de coordinación, provocando la marea extraña pero agradable tan típica de los conciertos de reggae.
Temas como ‘Le Balayeur’, ‘Djourou’ suenan encima del escenario. También suenan canciones críticas con la falta de soluciones en África como ‘Trop de Bla Bla’. El ritmo de bajo conduce suavemente las reivindicaciones vocales del marfileño durante la performance. Suenan himnos, como ‘Le prix du paradis’, donde Tiken se ganará el ritmo del público cuyas manos provocan olas de dedos que señalan al emisario. Sonarán grandes clásicos, como ‘Plus rien ne m’etonne’, que fusiona el reggae con la lamentación en un repaso a muchas de las situaciones globales que para mal, han marcado a la raza humana en su lucha contra sí misma, muchas veces en beneficio de terceros. Algo que estamos acostumbrados a ver desde nuestro hogar, aceptando discretamente que aquellos terceros somos nosotros.
Aclamamos a Tiken por su mensaje, pero a pocos kilómetros se encuentra la orilla al Mediterráneo. Un mar que acumula más de 12.000 muertos en los últimos 3 años. 12.000 ejemplos de la realidad africana y asiática, hundidos en el mojado y oscuro olvido. En declaraciones a este medio tras el concierto, Fakoly argumenta que si la Unión Europea realizase esfuerzos reales para luchar contra el movimiento de personas, los africanos no estarían necesitados de huir de sus hogares, además, matiza que la única solución para África pasa por su unidad.
El marfileño pasó por España 2 veces en 2016 (para tocar en el festival Clownia y en Rototom, respectivamente) y una tercera durante la última edición del festival internacional. Cuando reproduces una canción de Tiken Jah Fakoly tu cuerpo se traslada a África donde, con una mirada crítica, nostálgica, conciliadora y alegre empieza a bailar reggae. Tu cerebro vuelve al concierto y vuelve a desear regresar a una escena que, pese a que la vivirías para siempre, es muy limitada.
En contraste, los sueños de África, que pese a su dura realidad, son infinitos.
Texto: Jaume Sendra Foto: Víctor Gallardo