Rufüs T. Firefly trae su gira Magnolialoto a Barcelona
08/04/2019A los pies de la psicodelia de Rufus T. Firefly
14/04/2019Son un poco más tarde de las 9:45 de la tarde. Se apagan las luces en Apolo (para variar al empezar un concierto), la tensión aumenta. Me veo obligado a dejar a mis compañeros atrás al internarme en una multitud excitada al notar las vibraciones de un Alborosie que todavía no ha salido a escena. Es miércoles, 10 de abril, para ser exactos, y toca redimirse de 2016.
En eso se resume mi vida últimamente, en redención tras redención musical, poco a poco voy cumpliendo y tachando nombres de la lista. Hay que ver lo mal que suena esta frase sacada de contexto. La última vez que Alborosie vino a Barcelona, fue en 2016, y no pude asistir. Me quedé con las ganas.
A todo esto, las luces siguen apagadas en Apolo, hemos hecho un paréntesis un poco largo y el público está impaciente, se les ve en la cara. Se encienden los primeros focos y suenan algunos acordes a todo volumen. Y por fin, en la locura de la gente, una locura que no veía yo desde Ziggy Marley en el Rototom del 2011, salió Alborosie, Alberto d'Ascola, triunfante con unas raíces gordas y largas que le colgaban de la cabeza.
Durante el concierto se escucharon muchos temas clásicos, por no decir prácticamente que se los repasó todos, desde "Herbalist" hasta "No Cocaine o "Live Rasta" pero se dejó por el camino "Still Blazing". La espinita. La espinita está ahí. Así como que no hubiese cristales brillantes ni nada visto en conciertos anteriores. Fuese como fuese, el show no bajó la intensidad en ningún momento, incluso se tomó la libertad (que para algo es el autor) de cambiar Kingston por Barcelona en el tema "Kingston Town" y, como era de esperar, la gente enloqueció todavía más.
De hecho, ahora que lo recuerdo, hasta cantó partes de ópera, que para quien no lo sepa, es perfectamente capaz, de hecho si no me equivoco se dedicó a ello un tiempo antes de dedicarse al reggae, mezcló ópera con un tema que no fui capaz de reconocer. Es realmente flipante ver a un tío con unas rastas jodidamente largas y con una pinta de haberse metido un bocadillo vegetal enorme antes de salir a escena cantar ópera y clavarla a cada nota sin desafinar.
"Rastafari Anthem" también se dejó asomar, para nada tímidamente, de hecho, sería más acertado que arrasó el lugar. Pero claro, entre tanto clásico, ¿dónde quedaba la presentación de su nuevo disco "Unbreakable" (VP Records, 2018)? Sencilla respuesta para una complicada pregunta: Apenas destacó por no ser de "The Unforgiven", gran cover de Metallica. Quién iba a decir que sonaría tan supremamente bien.
Yo, por mi parte, llegado el momento y viendo que poco más iba a poder acercarme a hacer fotos, decidí retirarme sutilmente, dejar un espacio de la primera fila desocupado y volver con mis compañeros de aventuras para acabar de ver un concierto épico como pocos.