Kaiser Chiefs protagonizarán uno de los regresos más esperados de 2020
07/10/2019Ara Malikian, dedos endiablados sobre el violín
09/10/2019Preparaos porque viene una bocanada de aire fresco. Aquí llega Lindsey Stirling gracias a Festival Mil•lenni, con su frecuencia elevada a niveles insospechados, menuda obra de arte la que nos espera. Su logotipo inunda la pantalla que nos hará volar a través de imágenes variopintas, representativas de cada sensación que provocan sus canciones, por suerte esto no altera ni mucho menos el foco principal de nuestra atención. Empieza el show.
Nos encontramos en Razzmatazz es día 5 de octubre y hace un calor bastante notable fuera de la sala. Mucho más calorcito nos iba a provocar este conciertazo, pero calorcito del bueno, de este que te llena el corazón de felicidad.
Lindsey Stirling ha cambiado sin duda desde sus inicios, publicaba videos para Youtube que no tenían esta marca propia tan personal que tiene en estos momentos, una evolución digna de ver, de verdad. Videojuegos conocidos versionados por si misma visibles aún en la red, ha producido material y covers para diferentes videojuegos como Skyrim, Zelda, Dragon Age, Assassin’s Creed III o Child of Light. Ella misma se denomina amante de los videojuegos. Aunque en este caso vamos a enfocamos más en un entorno personal. Caminos difíciles llevados a un halo de luz, con positividad y amor nos regala este conciertazo.
Un show digno de admirar, coreografías marcadas con bailarinas a su alrededor, acrobacias alucinantes, su manera de moverse, saltar, revolcarse sin desentonar, no me ha dado pie a criticar su manera de desafinar porque no existe. Puede balancearse como si tuviera epilepsia y no va a desentonar, ha quedado claro. En este caso, epilepsia ninguna, se deslizaba como brisa en pleno verano. Juegos de luces que marcaban bailarinas a su alrededor nos hacían soñar.
En un inicio me asustaba que me diera pereza escuchar tanto rato un violín sin vocalistas ni el típico show en grupo. Me hizo callarme y dejar de juzgar sin previamente haberlo vivido. Hipnotizaba su manera de llevar el concierto. Me encantó ver cómo podías viajar a un país sólo por el tipo de melodía que usaba y la coreografía marcada por las bailarinas con ‘Mirage’.
Agradecida por su estancia en Barcelona, nos quiso dar un poco de su luz interior con ‘First light’, remarcando que no cayéramos en la oscuridad que todos llevamos en nuestro interior y que siguiéramos esa luz que nos da calor y vida. Esto hace ligeramente notable que ha superado muy malos momentos y quiere transmitirnos que de casi todo, se puede salir.
Se despidió por todo lo alto y nosotros al mismo nivel, porque sin duda se lo ha ganado.