
Del calor al éxtasis: Imagine Dragons en Barcelona
05/07/2025El icónico, carismático y renacido Robbie Williams se encuentra de gira con su “Britpop Tour 2025” y pasó de manera triunfal el pasado sábado 5 de julio por el RCDE Stadium Barcelona. Esta gira, que comenzó el 31 de mayo en Edimburgo, marca su regreso a los escenarios y refleja su intención de celebrar un cuarto de siglo de carrera como solista y convertirse en el rey del entretenimiento con un show ambicioso, divertido y muy completo.
Con más de 32.000 almas nerviosas deseosas de volver a ver a su ídolo en directo y mientras caía la noche en el cielo de Cornellà, pasaban algo más de diez minutos de las nueve y media de la noche cuando dio inicio el mejor “fucking show” que ha realizado el travieso artista británico en nuestro país.
El arranque del espectáculo fue tan sorprendente como provocador: en las pantallas comenzaron a proyectarse mensajes generados mediante inteligencia artificial, en los que aparecían iconos de la música como John Lennon, Freddie Mercury o Elvis Presley. Este último, con un guiño de ironía, “resucitó” virtualmente para declarar que le habría encantado seguir con vida solo para poder ver a Robbie Williams en concierto. La IA, herramienta responsable de esa alucinante recreación, fue al mismo tiempo exaltada y cuestionada en el propio discurso introductorio, que planteaba un debate sobre su incapacidad para sustituir la autenticidad humana, al tiempo que anticipaba su papel en la evolución de los espectáculos en directo como el que estaba por comenzar. Seguidamente, apareció Robbie, rodeado de micrófonos y arropado por su banda, para romper el silencio con fuerza gracias a “Rocket”, colosal en su mezcla de guitarras crudas y una actitud muy punk. Desde el primer acorde, el artista irradiaba energía; vestido con un mono espacial futurista, lanzó a los asistentes un “¿Estáis listos para un viaje?”, estableciendo el tono: directo, íntimo y frenético.
El espectáculo continuó con todo un clásico infalible: “Let Me Entertain You”, una interpretación que, gracias a la banda y a sus bailarinas, simularon una función de cabaret que provocó el estallido del público coreando la canción. Robbie, con su mezcla habitual de desparpajo y carisma, se dirigió a sus fans: “Todo esto existe gracias a vosotros. Si no estuvierais aquí, esto no sería más que el show de un loco con problemas mentales saltando por el escenario”. Y, como buen provocador, remató: “¡Me encanta ser famoso!”.
Al artista se le vio con energía, cantando y bailando sin parar, muy parlanchín y con ganas de convertirse en el rey del entretenimiento, como él mismo manifestó en varias ocasiones. Hubo momentos curiosos y divertidos como la conversación que mantuvo con su yo del pasado gracias a la IA o el capricho de montar un escenario en el centro del estadio corrompido por la envidia al haberlo visto hacer a Coldplay. En ese escenario estuvo acompañado por Thom Rylance y Katie Lloyd, integrantes de la banda The Lottery Winners con quienes interpretó diferentes temas en formato acústico, entre ellos, alguno de Take That. Allí, en un ambiente casi íntimo, cantaron “The Road to Mandalay” e improvisaron “Relight My Fire” y alzó la voz hablando de salud mental: “Hemos subido y bajado juntos… y por eso esta noche la vivimos con fuerza colectiva”. El público respondió coreando “Come Undone”, tras lo cual recuperó la energía masiva con “Kids”, haciendo un guiño a Kylie Minogue: “Esto va por ti, mi dulce Kylie”.
Volviendo al escenario principal, quiso presentar a cada uno de los miembros de la banda con canciones míticas que resaltaban a cada uno de los músicos. Presentando al guitarrista solista, interpretaron un potente “Sweet Child o’ Mine” de Guns N’ Roses, con el bajista, el mítico “Billie Jean” de Michael Jackson, con el guitarrista acústico “Wonderwall” de Oasis y con el director de orquesta y percusionista, la “Samba do Brazil”. En esta presentación sonaron además fragmentos de “Song 2” de Blur y “Livin’ on a Prayer” de Bon Jovi. Robbie finalizó esta sesión bromeando con “Un poco de todo para que estéis contentos”.
Continuó con “Monsoon” y luego “Rock DJ”, donde el cuerpo de baile surcaba el escenario con coreografías impactantes en medio de luces tenues y humo. A nivel escenográfico, el punto álgido se vivió durante “Theme from New York, New York”, sorprendente y teatral, apareció vestido con un abrigo largo, y exclamando: “Ahora, alma de Broadway”. Luego avanzó a “Millennium” y jugueteó con una de sus fans al dedicarle “She’s the One”.
El cierre del setlist principal llegó con “Better Man”. Tras una breve pausa, los bises comenzaron con “Feel” bajo una luz blanca intensa y con un Robbie Williams a solas con su micrófono en el centro del escenario. Sonó crudo, real, casi meditativo; él mismo confesó: “Esta canción me recuerda por qué empecé todo esto”. Y, para cerrar, un emotivo “Angels” que se convirtió en himno: móviles alzados, un coro masivo y una ovación de varios minutos. Finalizó el show con un “¡Os amo!”, visiblemente emocionado.
El público vivió una montaña rusa emocional: desde la energía hasta la emoción. Vimos lágrimas, saltos, cantos, e incluso peticiones improvisadas. Robbie Williams demostró que no es solo un icono del pop británico, sino un maestro en conectar con su público. Desde sus orígenes en Take That hasta los himnos personales, ha construido una carrera que combina un espectáculo masivo con momentos de intimidad absoluta. El Britpop Tour no solo sirve para presentar un nuevo álbum, sino para celebrar la resiliencia y la emoción de un artista que sigue estando en plena forma.