Carlos Sadness y su buen rollismo
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22/07/2020La cultura ha muerto y no la hemos matado nosotros, ni siquiera ha sido el ayuntamiento de Barcelona, aquél lugar donde caen todos los golpes y culpas últimamente. Esta vez ha sido la Generalitat de Catalunya con otra de sus grandes jugadas maestras, sí, aquellas que no llevan a ninguna parte.
Dicen que es culpa del nuevo archienemigo de la humanidad, el bicho este conocido como Coronavirus Sars COv2, pero eso no es excusa, y ahora voy a explicar porqué.
En Marzo de este año 2020 vivimos un encierro masivo impuesto por el gobierno central español para intentar controlar los contagios. Desde un buen principio aceptamos la mayor parte de nosotros esta situación excepcional, un poco a regañadientes pero a sabiendas que era necesario. Después de casi dos meses de inactividad absoluta y la consiguiente ruina para muchísimas familias en situación de emergencia económica, se empezaron a levantar medidas.
Como todos ya sabemos lo primero que se permitió abrir fueron los bares y restaurantes con aforo limitado, porque qué sería de esta gran tierra española sin su infinidad de bares, y al tiempo, se permitieron los espectáculos culturales.
Desde un principio las organizaciones de los festivales emblemáticos de Barcelona, así como las salas de conciertos, se pusieron a trabajar consciente y responsablemente de esta situación, limitaron aforos y se comportaron como se debían comportar. Se reinventaron, a sabiendas que habría pérdidas económicas sustanciales para que pudiésemos seguir disfrutando de nuestra querida y marginada cultura, demostraron pensar más en la gente que en los beneficios, y creo que se les debe reconocer el mérito. Os lo dice una persona que ha ido a cubrir dos conciertos de la “nueva normalidad”. Sé de lo que os hablo. Y así lo debería haber hecho la Generalitat de Catalunya de la misma forma, pero no.
Por otra parte entre que las playas se llenaron, así como en los bares y restaurantes de todo el estado, se empezaron a pasar por donde todos sabemos las reglas de distanciamiento social en su gran mayoría, se pusieron a poner tantas mesas como pudieron para intentar subsanar la catástrofe, quizá sin darse cuenta de que así estaban provocando una réplica de magnitudes que todavía no sabemos ni cuantificar.
Esta mañana se ha sabido que se suspenderán todas las actividades culturales, todas las actividades que iban a resucitar una cultura que había quedado moribunda, apenas visible, y más oculta todavía.
¿Sabéis qué os digo? Que yo veo a la policía local muy ocupada confiscando porros a los chavales de barrio y chapando salas de conciertos que cumplen todas las medidas de seguridad, pero veo muy poco cómo chapan playas llenas de gente o bares que no respetan las medidas de seguridad mínimas que se deberían respetar.
No acabo de tener claro si esto es una guerra contra lo que nos hace personas y lo que nos hace tener una identidad de pueblo, así como conocer las identidades de los demás pueblos mediante cantantes que actúan como agentes de difusión de lo que hace pueblo a sus pueblos o que realmente no tienen ni idea de lo que están provocando con esto.
Y todavía diréis, “bueno, es que en un concierto hay mucha gente”. Gente que está separada y a la que no le dejan acercarse al foso ni de broma, gente que va a conciertos sabiendo que no se va a poder mover y aun así va a conciertos porque la experiencia es necesaria. De hecho, la cultura ES y SIEMPRE DEBERÍA SER algo de primera necesidad, pero claro, si se nos ha invisibilizado desde que aparecieron los primeros espectáculos, es normal que ahora seamos los primeros en recibir.
Y para vosotros, lectores, que quizá sólo creáis que un espectáculo lo crean sólo los montadores, promotores y músicos, os voy a dejar una lista con todas las profesiones precarias que viven de este tipo de shows.
- Técnicos iluminadores
- Técnicos de sonido
- Riggers
- Maquinistas (en teatro)
- Producción
- Road Manager
- Montadores y hands
- Técnicos de vídeo
- Fotógrafos
- Regidores
- Microfonistas
- Backliners
- Climbers
- Maquillaje y vestuario.
Merece más la pena destrozar la cultura, que hacer medidas útiles para prevenir toda esta movida, evidentemente. Total, es bien sabido que comemos aire.
Como dijo una vez una persona muy sabia: "Menos destrozar la cultura, y más visitar a tu abuela, hijo de puta. Esto, en Moderdonia, no pasaría."
AMPLIACIÓN 21/07/2020
Pues parece que en la Generalitat sí que han ido a ver a sus abuelas. Vamos a intentar explicar qué es lo que pasó ayer en relación a los festivales, salas de conciertos y espectáculos culturales en general.
Después de que hubiese un amago de catástrofe cultural, todos los promotores se pusieron en pie, así como la mayor parte de implicados (los que están listados arriba) y al ver que la respuesta de la Generalitat de Catalunya era ambigua y lo dejaban todo en manos de PROCICAT (Plan de proteccion civil de Catalunya) y que estos últimos tampoco decían nada más que “sacaremos un comunicado pronto”, cosa que se alargó más de 3h desde que lo dijeron, quedó claro que había que hacer algo.
En una situación normal como cualquier otra la obediencia en este aspecto sería, evidentemente, obligatoria, pero estamos hablando de unos eventos que cumplen perfectamente con las medidas de seguridad. Este no es el principal problema de difusión y contagio, pero lo han tratado como tal.
Hacia las 5 de la tarde de ayer día 20 de julio, el festival Cruïlla sacó un atrevidisimo comunicado anunciando que seguían con la programación establecida, antes de que se permitiera oficialmente, así intentando provocar una respuesta por parte de las autoridades y, al poco rato, más festivales y salas se unieron a la propuesta
Hacia las 8 de la tarde, desde Salut, al ver que desde PROCICAT seguían sin aclararse en una situación de emergencia sanitaria como esta, entendieron que la cultura es lo último que debe frenarse, y más cuando no son macrofestivales como a lo que estamos acostumbrados y nos hemos reinventado por completo con el trabajo que eso conlleva, todo para poder seguir adelante.
Al final, parece que fueron a ver a sus abuelas, y supongo que esta les diría que nos dejen hacer nuestro trabajo en paz, que por algo nos lo estamos currando
#Culturasegura