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26/02/2020El pasado viernes 21 de febrero había en Barcelona una amplia oferta de conciertos repartidos en las diferentes salas más míticas de la ciudad. Nosotros decidimos pasarnos por la hermana pequeña de Razzmatazz, la Sala 3. En ella nos esperaba un concierto de Death Gospel de la mano de la cantante sueca Louise Lemón.
Para poneros en situación, Louise Lemón vino a presentarnos su nuevo álbum A Broken Heart Is An Open Heart (Icons Creating Evil Art, 2019) de inspiración psych-rock años 60-70. Pero éste no es su primer trabajo, ya que tiene otro más bajo el brazo, su debut titulado Purge (Icons Creating Evil Art, 2017).
Y de ahí empezó el concierto, pero antes un apunte, ella es la creadora del género Death Gospel, y se vio bien reflejado durante el concierto.
Empezaron a salir los miembros de su banda uno a uno haciendo sonar rápidamente los acordes iniciales de Appalacherna, pimer tema de su disco debut y banda sonora de la serie de Netflix 'Tidelands'. El concierto fue un contínuo de demostrar su torrente de voz ante un público sorprendentemente escaso para el nivel de ese concierto y extremadamente tímido, ya que dejaron un gran espacio entre el límite del escenario y el público en sí. Eso no fue motivo para que dejaran de aplaudir o de alabar la gran voz de la que Louise presumió durante todo el concierto.
Ya lo dicen todos, sus directos son oscuros, inquietantes y su voz se va metiendo poco a poco en nuestro interior, reflejando a la perfección ese death gospel del que tanto se habla cuando ella está involucrada.
El concierto, de hora y media de duración, incluyó canciones tanto de su álbum debut como de su último trabajo tales como Honest Heart, Let me in o Montaña, con la que al terminar de interpretarla se fue del escenario, dejando a su banda tocando en forma de intermedio musical. Una vez se retiraron todos para dar paso a los bises, apareció de nuevo Lemón ataviada con un vestido dorado y una corona para cantar Sunlight y finalizar con Egyptian Darkness.
Tras terminar el último tema, no hubo despedida, se fue del escenario sin más y solo nos quedó el sonido acoplado del bajo y los aplausos de un público que, a pesar de estar alejado del escenario, se quedó con ganas de más y se negaba a irse de la sala a pesar de que el concierto hubiera llegado ya a su fin.