Mazoni: l’últim ball de Ludwig
13/02/2023Fin de gira de ‘Pureza’: Queralt Lahoz arrasa como un vendaval
27/02/2023El pasado sábado 18 de febrero Miguel Campello arrancó su nueva gira en Barcelona con la que presentó su nuevo disco «Noche y Día» en la sala Razzmatazz. Es su séptimo álbum de estudio que arrancó durante la pandemia y en el que ha estado trabajando desde su Chatarrería Estudios durante tres años. Lo define como "el mejor y el más personal hasta la fecha".
Con la Razzmataz completa casi en su totalidad se apagaban las luces y el público esperaba ansioso la maravilla. Comenzó a sonar la parte diurna y más tranquila del disco «Noche y Día».
El concierto empezó en un formato íntimo con un telón al fondo, sillas de enea a rozar el público y la esencia del álbum acercándose a sus fans desde ese lado tan puro de Miguel, que en la noche encuentra música y en el día vuelve a refugiarse. En sus arranques casi se podía sentir el del latido de la vida misma.
Con el tema “Vivir el momento” con unas guitarras que recuerdan al amanecer, llegó la rumba, la cumbia y el flamenco con líneas de bajo distorsionadas y canciones más rítmicas.
Llegó entonces “De fiesta con Lola Flores” fue el gran homenaje a La Faraona, muy querida en casa de Miguel y a la que sentía cercana y espontánea. En la canción que dedica a Lola, da las «Gracias por el trabajo» dedicándosela a su padre que con su trabajo mantuvo a su familia. Campello nunca se olvida de dónde viene.
Y como a Miguel le gusta, lo íntimo requería de vestir los temas con percusión, guitarra y bajo. Como una mañana en que afloran las canciones en una placita de Andalucía. Así siguieron temas de “Entre humo y recuerdo”, “Norte y sur” y “Gato loco”, donde todo surge y de una manera casi ilógica se reúnen vivencias, sueños y recuerdos.
No podía faltar “Rumbacumbia”, grabada con Nya de la Rubia, que empieza con una melodía arabesca que nos lleva a Marruecos y a la vez nos regala rumba.
Acababa el día con “Bailarte”, “Cara y cruz” y “Gritar más fuerte”. Fue entonces cuando Miguel se quedó a solas con su gente mientras algo se cocía detrás del telón. Preludiamos que pronto llegaría su formato de banda completo donde las canciones crecen hacia ese universo tan de jaleo de Campello. Y así fue como se cayó el telón y llegó la noche más rockera y más cañera.
Empezó a deleitarnos con temas como “Bailar en silencio”, “Tú tienes tú vales”, “Cuando se cierren tus ojos” y “Cómo estás”, un tema que muestra la preocupación por el prójimo, el respeto, y recuerda lo importante que es cuidar a tu gente.
Pudimos ver su duende en temas como “El camino” en que se entregaba a su público de la manera más pura. A lo que le siguieron “Vente”, “Recuerda” y el bailongo “Espacio temporal”.
El concierto fue un baño de agua fresca de la noche y día de Miguel, sin perder la esencia de ElBicho. Y es que nos regaló un subidón de energía regalándonos temas míticos ante un público que no paraba de cantar y bailar. Después de más de una hora, el artista se despedía de Barcelona con: la reconocible “De los malos” y la esperada “Aire” o “Mamá Dolores” como se llamaba anteriormente cuando era ElBicho.
El público se quedó maravillado y se despidió bailando, cantando con él y los integrantes de la banda a capella “Dame veneno que quiero morir, dame veneno…”.
El equipo de Metronome gozamos del concierto con la ilusión de cuando éramos adolescentes, olvidándonos de todo lo demás. Tal vez, porque como Campello dijo hace poco en una entrevista: "Las letras de cada disco son un desahogo, todo surge de una manera que hace que no tenga una explicación lógica, incluso a veces varias canciones son para mí la misma, como si dentro de ese día una canción diera pie a otra". Y nos sumamos a ese momento de libertad que no acababa nunca gracias al arte y desparpajo de Miguel.
Su entrega por la música se hace evidente con conciertos como el que vivimos en la sala Razzmatazz de Barcelona. Su voz tiene pellizco propio y la fórmula en que se incluye con instrumentos y mandos técnicos hizo realmente del concierto de Miguel Campello, una Barcelona con sabor al flamenco más puro.