
Barcelona baila otra vez con Chayanne en un concierto lleno de recuerdos y emoción
09/06/2025Recién estrenado el mes de junio y un nuevo verano, llegaron también los macro festivales musicales en la capital catalana, siendo el primero de ellos el todopoderoso Primavera Sound. Pero el mismo día que estaba programada como cabeza de cartel en dicho festival Sabrina Carpenter, o la exitosa banda Carolina Durante o Wet Leg, en otro punto de la ciudad, en una pequeña sala de conciertos resucitada ya hace un tiempo para el deleite de los ciudadanos, en el histórico Molino, estaba programado Pol Batlle, un trovador contemporáneo del siglo XXI que venía a presentar su recién estrenado EP “A Caballo Voy” (2025). Un nuevo trabajo que es un punto y seguido de su anterior y bien acogido álbum debut “Salt Mortal” (2022), con el que ha girado durante más de dos años, hasta el pasado 18 de enero en la sala Paral·lel 62, cuando dio muerte oficial al torero artista que fue, para renacer, cómo el ave fénix, con un nuevo yo, musical y personal.
El antiguo miembro de la desaparecida banda Ljubliana & the Seawolf (que tenía sonidos más folks y acostumbrados al “do it yourself”, consecuencia de la necesidad de tocar donde hiciera falta y con los escasos recursos del momento), comenzó en 2020 un camino en solitario de estilo inclasificable, repleto de temas introspectivos, con apenas una guitarra y voces desnudas, confabulando preciosas melodías a dúo con su querida Rita Payés. Pero el nuevo EP tiene sonoridades más contundentes, guitarras y voces distorsionadas, muchos toques electrónicos, más batería marcando los latidos de los temas, compaginando lo potente y lo delicado, quizá recuperando un poco los sonidos oníricos de Ljubliana. Y esta vez, sin la voz de Rita arropándole.
Durante este tiempo en solitario, ha colaborado con artistas cómo Marina Herlop, Sílvia Pérez Cruz, Maro, Salvador Sobral, Lucía Fumero o Nubla, a los que está unido como si de una familia se tratara. Están conectados orgánicamente por la música, por el placer de compartir e intercambiar. Se nutren, vibran unos con otros, con sus colaboraciones se elevan a un misticismo musical, y a la vez, vital. Todos estos cantautores, conforman una escena musical actual talentosa y peculiar, por sinérgica, pero sobre todo por venerarse respeto, admiración y amor unos por los otros.
El concierto resultó ser un recorrido por su trayectoria musical en solitario. Como era de esperar, interpretó los 5 temas de su nuevo EP, pero también incluyó otros tantos de su anterior trabajo, como la emotiva canción “Ojos de papel”, dedicada a su madre diagnosticada, de manera precoz, de la maldita enfermedad del Alzheimer, o el hermoso tema de los “Horarios”, que nos recuerda que la velocidad del mundo actual no favorece a la salud mental de los humanos. También interpretó algunos temas que eran presencias nostálgicas de Ljubliana, como “Lost and Happy”, una preciosa canción también incluida en éste EP, y compuesta por su amigo Mirlo (Jaume Estalella), guitarrista de la antigua banda, o la versionada “Gloomy Planets”, un tema original del grupo alemán de indie rock Notewist, que ha acompañado al artista a lo largo de los años y que no ha dejado de tocar nunca. También sonaron dos de sus sencillos, la “Colmena” (2020) que fue el primero y el inicio de todo, y el delicado tema “Vida” (2022).
Hasta en 4 ocasiones el cantante paró entre tema y tema, para afinar su guitarra que, misteriosamente, persistía en desafinarse. También hubo, lo que pareció, un pequeño problema con la microfonía, y algún que otro acople de sonido en los bises, que solucionaron de manera ágil, y que Pol se encargó de remarcar que no era cosa del técnico de sonido que los acompañaba, sino que culpó entre sonrisas a la supuesta maldición del edificio. También hubo momentos de reflexión reivindicativa, recordando la situación que se ha generado con el Sónar por su vinculación con la empresa KKR, y el dudoso silencio respecto al Primavera Sound. Y siguió con sinceros agradecimientos a los presentes por haber escogido estar ahí esa noche y no en el macro festival de turno, colaborando de esta manera al tejido artístico diario y minoritario.
La velada duró una hora y veinte minutos, fue íntima y se hizo corta. El público escuchaba atento y en silencio, saboreando cada nota y letra de las historias contadas, dejándose mecer y sacudir por la hipnótica voz de Pol y su carisma en el escenario. Cómo ya nos tiene acostumbrados, fue un buen directo, de calidad sonora, muy bien acompañado por Arnau Figueres a la batería, Kquimi Saigi a los teclados y Òscar Garrobé al bajo, antiguo miembro de Ljubliana también. De nuevo, creando en familia.
Pol es un ser de luz, repleto de talento y potencial artístico. Un poeta de la vida y un mago de la voz, dominando diversos registros vocales con gran savoir-faire. Y sospechamos que, su recorrido musical en solitario dependerá, en parte, de lo que él esté dispuesto a ceder a la feroz industria musical. Le deseamos el mejor de los equilibrios, y un largo camino artístico para el goce sanador de los simples mortales cómo nosotros.
Autora de la crónica

Nur Ribas
Desde pequeña y de manera intuitiva, me ha interesado el acto de capturar momentos y conservarlos, para que no desaparezcan. Estudié Historia del arte, conservación de archivos fotográficos y música, pero es al fotografiar conciertos y artes escénicas cuando siento una felicidad más genuina. Las artes nos alimentan y con ellas ¡resistimos!