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06/06/2019El día en el que Rammstein lo iba a inundar todo de chispas, llamas y humo, me levanté a las 10 de la mañana ya con muchos nervios. Había soñado que la banda alemana lo petaría en el Estadio del RCDE Espanyol de Cornellà - El Prat, y por un instante fui feliz en el sueño, una felicidad que se convirtió en real llegadas las diez de la noche
Una vez entré por primera vez en el campo de fútbol del Espanyol, me encontré con el gran escenario de los alemanes, un escenario que había sido estrenado unos días antes en Gelsenkirchen, ciudad donde se daba por iniciada la gira de presentación del nuevo disco de Rammstein, que salió a la luz hace tan solo dos semanas.
Para preparar al público para lo que se avecinaba, y en el papel de teloneras, pudimos disfrutar del Duo Jatekok. Las parisinas, sentadas cada una en su piano, hicieron sonar temas del álbum Klavier de Rammstein de forma melódica, canciones como Engel, Du Hast o Frühling in Paris, ésta tocada a un solo piano y a cuatro manos.
Se fue haciendo de noche y a su vez se fue llenando el estadio Cornellà - El Prat de los más fieles seguidores de la banda alemana. Algunos incluso disfrazados al más puro estilo Rammstein, haciéndose fotos con el resto del público.
A las diez de la noche, bien puntuales, se apagaron las luces y empezó a sonar Music For The Royal Fireworks, Hwv 351: I. Overture: Adagio de Handel junto con la aparición al final de Christoph Schneider, batería de la banda, que con un golpe de plato seguido de una gran explosión de petardos daba por iniciado el show con el tema Was ich liebe, al que se iban sumando sonidos a la vez que iban apareciendo en escena el resto de los integrantes de Rammstein: los guitarristas Paul Landers y Richard Kruspe, el bajista Oliver Riedel, el tecladista Christian Lorenz y finalmente el maestro de ceremonias y voz indiscutible, Till Lindemann.
A lo largo de las más de dos horas de show, el sexteto alemán no dejó indiferente a nadie. A cada tema que tocaban hacían volver más loco al público y ejemplos de ello fueron la militar Links 1 2 3, Zeig Dich, del nuevo disco, donde se empezaron a dejar llevar con el fuego y las llamaradas por todo el estadio, o la locura de Puppe, donde Lindemann, con una cámara en la cabeza retransmitía a pantalla grande al público, a la banda y el interior de un cochecito metálico gigante situado a su derecha que terminó en llamas y que al finalizar el tema escupió confeti negro que bien podían simular sus cenizas.
No fueron menos los temas más esperados de la noche, Deutschland, que contó con una introducción discotequera a manos de Richard Kruspe en el papel de DJ subido a lo alto de la torre central mientras el público bailaba abajo en pista, su segundo single del nuevo disco Radio y uno de sus temas insignia y que no falla en sus conciertos, Du Hast, que contó con una pirotecnia espectacular con lanzamiento de fuegos artificiales por parte de Till.
Una cosa que no os he contado al inicio de la crónica es que nada más adentrarnos en el recinto, nos dieron un mechero con el título de una de las baladas más conocidas de Rammstein, Ohne Dich, marcando así el momento del concierto en el que el público los debía encender y llegado el momento obedecieron y dejando de lado las linternas de los móviles, encendieron sus mecheros y crearon un efecto luciérnaga que nos siguió manteniendo calentitos a todos, incluso cuando los alemanes cruzaron la pista para colocarse en el B-Stage para cantar, junto a Duo Jatekok en los pianos, otro de sus temas insignia, Engel.
Con ese momento más tranquilo y melódico se dio paso a la recta final del concierto, que no podía ir a menos. Ausländer fue la canción elegida para dar comienzo a los bises. El nuevo single del sexteto es puro sonido Rammstein, y por eso el nuevo disco se ha convertido en número uno en catorce países, nunca han perdido su sonido característico, este nuevo disco nos recuerda a su mejor época, la de Mutter (2001) o Reise, Reise (2004)
Han tenido que pasar casi 10 años para volver a ver a Rammstein en concierto en Barcelona, pero los alemanes no han perdido energía en este lapso de tiempo, sino todo lo contrario. La experiencia y el calor del público han hecho que sus conciertos sean verdaderos espectáculos tanto lumínicos como pirotécnicos. Muy buen ejemplo de ello es la que montaron con Pussy y el cañón de espuma controlado a manos de Till Lindemann, dejando así al público de pista rebozado en espuma y confeti.
Los 35.000 espectadores salieron de Cornellá extasiados con la magnitud del espectáculo que nos ofrecieron los alemanes, sin tregua, ya que no dieron discursos y se dedicaron tan solo a ofrecer un show como siempre polémico, con explícitas referencias sexuales o violentas y lleno de fuego y pirotécnia. Esta es la receta que siguen año tras año, concierto tras concierto y nunca falla. Esperemos que no tarden 10 años más en volver a Barcelona y así volver a asistir a esta experiencia inolvidable llamada Rammstein.