Sara Baras y sus pies de colibrí

El pasado jueves fui al Festival Jardins de Pedralbes a ver uno de los dos espectáculos que Sara Baras hace en Barcelona dentro de su gira Sombras. Hay que decir que era mi primera experiencia con el flamenco y la puedo considerar religiosa.

Al llegar al recinto, en el escenario encontramos una silla de madera pintada de rojo con un pañuelo negro a topos blancos, muy flamenco todo. El publico esperaba tranquilo a que Baras y su compañía salieran al escenario, y así lo hicieron unos minutos más tarde de las diez de la noche.

Mi acompañante, alguien quien sigue el trabajo de Sara Baras desde hace una década, me dijo que alucinaría, además teníamos asientos con muy buena visibilidad. ¿Cuál fue mi sorpresa? Yo, a mis dulces 24, nunca imaginé que podría emocionarme tanto con un espectáculo de flamenco. Sí, lo sé, son prejuicios que todos tenemos.

Los bailarines que acompañan a la gaditana, entre ellos su marido José Serrano a quien conoció en la misma compañía hace más de una década, y los músicos que musicalizan el espectáculo de danza son maravillosos. Tiene un arte que te hace temblar.

El talento de Sara Baras taconeando y bailando no tiene manera de describirse. Como bien indica el nombre de la gira, el juego de las sombras es muy importante, tanto el juego de luces como la voz en off de la bailaora creaban un aura que bailaba entre el misterio y la fuerza.

Hoy quiero confesar que nunca imaginé que se me pudiera erizar la piel viendo un baile sobre un tablaó, y me alegra haber ido, he descubierto un estilo de danza que si me hubiera quedado dentro de mis prejuicios nunca lo habría hecho. Además fue todo un honor ver a Sara Baras y sus pies de colibrí.