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19/09/2022El pasado miércoles 7 de septiembre la banda de rock alternativo Texas actuó en la sala Razzmataz de Barcelona para conmemorar el 30 aniversario de su primer álbum Southside (Maison Rouge Recording Studios, 1989).
Ya en la cola podíamos ver la variedad de público que asistía al concierto. Gente de todas las edades, desde los que pasaron su adolescencia con los de Glasgow como banda sonora de su vida, a hijos de fans acérrimos que pese a su corta edad también podemos considerarles incondicionales.
Pasados pocos minutos de las ocho y media de la tarde, la banda poco a poco fue saliendo al escenario con una ovación continua. Cuando salió Sharleen Spiteri la sala entera enloqueció. Comenzaron la actuación con la que se podría decir que es su canción más famosa con respecto a público en general, I don’t want a lover, versión acústica.
De su primer álbum también interpretaron Everyday Now, Prayer for You, Fight the feeling o Fool for Love. El público era el mayor coro que los escoceses pudiesen pedir para cualquiera de su actuación. El cariño del público de la ciudad condal se hizo palpable del primer al último minuto.
Para sorpresa de algunos, esta redactora incluida, el concierto tuvo una pausa de unos veinte minutos a la hora y cuarto de empezar. Un entreacto que haría girar el rumbo de la velada. Si hasta el momento la actuación de Texas había sido un homenaje a su primer álbum, ahora se convertía en un remember de todos sus hits cosechados hasta la fecha.
Empezaron con otra de esas canciones que todo el mundo sabe y no identifica en que momento se la aprendió, Summer Son. Hit de baile en cualquier discoteca de principios de los dos miles.
También interpretaron In Our Lifetime de su álbum The Hush (Mercury, 1999), la versión acústica de In Demand del mismo álbum. Blacked Eye Boy y Say What you want del álbum White on Blonde (Mercury Records, 1997).
Para rematar la increíble noche que nos ofrecieron, los de Glasgow interpretaron otra vez I Don’t Want a Lover, esta vez versión electro, y una cover de la genial Suspicious Minds de Elvis.
La noche de ese día volvimos todos a la normalidad que hacía mucho que no vivíamos. Un sold out en una sala de tamaño medio, sin distancias y con ganas de pasarlo bien. Desde Metronome celebramos que el amor y la pasión por la música sigue intacta tanto por parte de los artistas como de los fans.