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06/02/2018Ni la lluvia ni el frío, impidieron que los jovencísimos The Strypes irrumpieran la flamante Sala [2] de Apolo el pasado domingo.
Se respiraba una energía especial, algo como un sentimiento que hace creer que aún hay futuro para el rock and roll al más puro estilo “Old School”.
Después del éxito de su primer álbum “Snapshot” en 2013, seguido de su segundo LP “Little Victories” en 2015, con el que la banda dio un giro inesperado hacia la modernidad, los irlandeses presentaron su tercer trabajo llamado “Spitting Image” en la capital catalana.
Quedaba pues, la duda de escuchar el directo del último álbum de The Strypes. Un sentimiento que se esfumó cuando Evan Walsh (Batería) y Josh McClorey (Guitarra), junto con Pete O’Hanlon (Bajo) hicieron rugir la [2] con el tema estrella del reciente álbum “Behind closed doors”.
Envuelto en su nuevo look y perpetrado bajo sus gafas de sol y su pose desafiante, Ross Farrelly (Voz principal) deleitó al público de Apolo con su increíble y vibrante voz al ritmo de “(I need a break) from holidays” y “Blue Collar Jane” que trasportó a los asistentes hacia una ola de buen rollo increíble.
Los irlandeses tienen muy bien estudiado el show, los tempos y la energía que derrochan en cada uno de sus temas, demostrando una madurez y una seguridad impropias para unos chavales de su edad. El ritmo que imprimen al directo, suple cualquier deficiencia estética.
Con temas como “What a Shame”, uno de los rescates de su debút, las guitarras lideradas por O’ Hanlon llevan el ritmo hacia frenéticos movimientos.
No es menos “Great Expectations”, que se presenta como una herramienta de doble filo de los Strypes. Suavizando el ritmo hacia una recitada balada que nos hace mirar hacia New York, recordándonos a los increíbles The Strokes coreando…
“Oh Rosie, oh Rosie
He won’t let you down
Oh Rosie, oh Rosie, yeah
He won’t let you down…”
Lanzados hacia lo moderno, envueltos en sonidos plenamente instrumentales y acordes que transportan hacia los mismísimos Arctic Monkeys. Consiguen despertar el lado más entusiasta del público con una flamante puesta en escena y una presencia envidiable coreando “Scumbag City Blues” que enlazan con el “Psycho Killer” de los Talking Heads.
Cuando todo parecía terminar, como no podía ser de otra manera, los irlandeses volvieron a sorprender al público de la [2]. Después de retirarse al bakcstage y dejarnos bajo el sonido de sus vibrantes guitarras, volvieron con una versión bautizada por McClorey como el “rapiditou” de The Strypes.
Media hora más de un intenso e incansable rock&roll con temas como “Eigthy Four”, que sirvieron para cerrar por todo lo alto un exquisito bolo.
A buen seguro, que The Strypes tiene mucho que decir durante los próximos años con sus salvajes directos al más puro estilo de los inmortales Rolling Stones.