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06/04/2019Esto si ha sido una cita en toda regla; íntima, cercana y adentrada en los sentimientos más sinceros. Un concierto acústico digno de ver. La verdad que fui de mal humor y me acabé animando, tiene un don este hombre, es graciosísimo y sabe cómo seducir al público, por eso se llevó una sonrisa sincera. Este gran artista es Mike Rosenberg, vocalista del conocido grupo Passenger, estuvo el pasado 3 de abril en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona presentando su décimo álbum de estudio, Runaway (Black Crow Records, 2018). Él, su guitarra y el público.
Ken Yates, cantante y compositor de canciones mayoritariamente Folk (también actuó en acústico) fue el telonero de Passenger. Una vez acabado Ken Yates, el público estaba muy nervioso, iba aplaudiendo a todo lo que le parecía el inicio del concierto, incluso en las pruebas de sonido se oía algún aplauso adelantado. Se creó una especie de juego, las típicas canciones que ponen antes de empezar un concierto iban sonando, entre canción y canción hay una brevísima pausa, pues a medida que se acercaba el momento de empezar el espectáculo se iban alargando estas pausas, la gente empezaba a aplaudir pensando que ya era el momento ¡Pero no! Sonaba la siguiente canción, hasta que por fin se hizo un silencio más largo, las luces se desmayaron y ahí estaba, humilde y radiante.
Una calurosa bienvenida al artista por parte del público, hace su correspondiente presentación afirmando: ‘Sois muy dulces, gracias por todo’ (esto lo fue diciendo durante todo el concierto) y empieza ‘Fairytales & Firesides’ (del álbum Divers & Submarines, 2010) con este ritmo Neofolk melancólico se abre lo que será un concierto lleno de emociones y confesiones. Sin duda, muestra su parte más cómica, hace bromas constantemente y consigue realmente sacarnos una sonrisa a todos. De verdad que me cuesta reírme con ciertas bromas y aquí su cómica dulzura me ganó, es entrañable. Al comenzar con ‘David’ hizo una pequeña intro para explicar quién era el protagonista de la canción. David fue una persona sin hogar (sin techo), se cruzaron sus caminos y decidieron compartir un café, de aquí sacó esta canción, el público cantaba el estribillo con mucho énfasis, todo un espectáculo.
Hubo un momento en que pensé que a este hombre realmente no le gusta la música, sino que es una ramificación de sí mismo. Parecía tremendamente compenetrado con la guitarra, era casi como una extensión de su brazo, de verdad, tal y como vivía su música daba esa sensación, digno de ver.
Deseaba que el público interactuara con él, sentir ese calor, que se transmitiera su potencia. Era alucinante como seguía el ritmo con el pie, esto hacía que retumbase el sonido por el teatro de manera muy melódica (los técnicos de sonido no fallaron), encajaba perfectamente con su ritmo y le daba un aliciente hipnótico.
Con ‘To Be Free’ abrió su corazoncito, explicó las tragedias que pasaron sus familiares durante la segunda guerra mundial. A pesar de confesar que su padre no hablaba mucho de esa trágica época el cantante quiso empatizar con ellos y hacer esta canción. Nunca pensó que acabaría comunicando esto con nosotros, hay que dar las gracias por esta muestra de maravillosa sensibilidad.
Me reí mucho en un momento especifico justo al empezar con ‘Survivors’. Le hacía gracia ver como la gente se había levantado para bailar y al acabar la canción no sabían qué hacer, entonces se quedaban a medias, entre que se sientan o se quedan de pie, hizo la representación gráfica de esto y se escucharon carcajadas. Empezó ‘Survivors’ y con ella el momento luciérnaga, que la verdad que estos móviles le daban un toque mágico al Gran Teatre del Liceu de Barcelona.
Habló de la soledad de ser músico, de todo lo que se pierden, bodas a las que no pueden asistir, cumpleaños, en fin, eventos importantes, a pesar de ello confirma que se siente tremendamente afortunado. Es comprensible, todo requiere un sacrificio y de esta sensación nace ‘Rolling Stone’.
Momento esperadísimo ‘Let Her Go’ aquí si que se escuchaban los cánticos a pleno pulmón, en pie bailoteando.
Tras ovaciones a ritmo del último estribillo de ‘Scare Away the Dark’ aparece de nuevo en escena y esta vez todo el publico de platea se levanta y se acerca para admirar este último suspiro. Se encienden las luces que parece que le dediquen una sonrisa a este gran artista y sigue lloviendo fuera del Liceo, pero con menos intensidad y a Manis de un bonito recuerdo.