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23/05/2024El pasado sábado 18 de mayo el Palau Sant Jordi de Barcelona fue el escenario idóneo para que una de las leyendas del panorama musical de nuestro país como es Manolo García presentara su gira 2024 en la capital catalana. Un espectáculo lleno de música, poesía y reivindicaciones que combinó los temas de su último doble álbum titulados “Mi Vida en Marte” (2022) y “Desatinos Desplumados” (2022) con sus grandes éxitos de siempre que son auténticos himnos de nuestra cultura musical como “Pájaros de Barro”, “Como Quién Da un Refresco”, “A San Fernando Un Ratito a Pie y Otro Caminando” o “Nunca El Tiempo es Perdido” entre muchas otras.
A sus sesenta y algunos años y tras recuperarse de una miocarditis aguda, el cantautor y compositor catalán sorprendió con un espectáculo digno de presenciar. En un concierto que duró algo más de tres horas, pudimos presenciar a un artista inmenso, algo exagerado y sobreexcitado, quizás por tocar en su tierra o por los injustos momentos por los que pasa el mundo en el que vivimos o simplemente porque los que lo conocen saben que él es así, no tiene filtros. Manolín, que es como él mismo se autodenomina, dedicó el concierto al expresidente uruguayo José Mujica, a los payeses y ganaderos que nos dan de comer y a los autónomos.
Pasaban pocos minutos de las nueve de la noche cuando se apagaron las luces del recinto y se escuchó un riff de guitarra con el que se dio inicio al concierto, poco a poco se iban sumando el resto de músicos que acompañaron de manera magistral al cantante de Les Franqueses del Vallés. Acto seguido, guitarra en mano y con una kufiya (pañuelo palestino) al cuello, hizo presencia en el escenario Manolo García para entonar su mítico tema “Insurrección”. Tras una primera ovación a modo de bienvenida, el artista quiso aprovechar el siguiente himno como es “Nunca el tiempo es perdido” para mostrar su indignación con la barbarie que se está produciendo sobre el pueblo palestino. Un primer discurso de coherencia en el que pidió a todos los países de mundo que dijeran basta a esta masacre absurda para terminar con un gran “Viva Palestina Libre y viva el Estado Palestino”.
El concierto empezó muy fuerte, con auténticos hits que acompañan al artista, pero es que fue un sin parar, no dejó ni un solo momento de cantar, de acercarse al público, incluso se permitió el lujo de bajar a cantar “Pájaros de Barro” junto a los miles de personas que abarrotaban el Sant Jordi atónitos al ver que lo podían tocar, rozar o cantar junto a él. Hubo momentos dignos de destacar como cuando al entonar “Rosa de Alejandría” apareció en el escenario la gran bailaora flamenca Coral Moreno acompañada por el sonido brutal del violín de Olvido Lanza, la rumbita catalana “La Maturranga” con un espléndido Josete Ordóñez a las cuerdas, el guiño que hizo a la música en catalán cuando cantó “Creyente Bajo Torres de Alta Tensión” junto a la cantautora y poetisa Ivette Nadal o momentos de éxtasis pleno cuando cayeron del techo un sinfín de globos gigantes al son del mítico “A San Fernando Un Ratito a Pie y Otro Caminando”.
Debo comentar que vivimos algunos momentos algo surrealistas cuando en ciertos temas se venía arriba y aprovechaba para alargar las canciones e introducir mensajes de crítica contra YouTube, las redes sociales o el WhatsApp con frases textuales como “Estoy hasta los cojones del puto WhatsApp, todo el puto día, pinpín, punpún, 3427 mensajes, estoy hasta la polla, ¿hay algo más importante que vivir? A las redes que les den por el bum, ¿Estáis de acuerdo? Sí, y no” mensajes que el público acogía entre estupefacción, jolgorio, ironía y realidad.
Cabe destacar que a medida que avanzaba la noche, la voz y la energía de Manolo era impecable, rememorando temas rockeros del Último de la Fila como el tema “A Veces Se Enciende” donde le pudimos ver tocando la percusión junto con sus temas de siempre y piezas algo más modernas como “Diez Mil Veranos” o “Quisiera escapar” de “Mi vida en Marte” o “Laberinto de Sueños” de “Destinos Desplumados”. Pasaban algo más de dos horas de concierto cuando hizo un único parón de algo más de diez minutos para volver a subirse al escenario y deleitarnos con otro recital de aproximadamente una hora.
Esta segunda parte la inició interpretando la hermosa canción “Reguero de mentiras” seguido de seis temas más inconfundibles como “Aviones Plateados”, “Como un burro amarrado en la puerta del baile” o “Trapecio” con la que, por cierto, aprovechó para cargar contra el gobierno. El concierto llegaba a su fin y Manolo García presentaba uno a uno a los miembros de la banda que le acompañaban cuando se produjo otro momento memorable. El público le pidió un tema más y él respondió: “¿Uno más? Vamos a hacer 2 más, a la mierda el puto trabajo que mañana no hay que ir a trabajar” y efectivamente tocaron 2 temas con las luces del Sant Jordi encendidas en señal de que había que ir abandonando el recinto y, aun así, interpretaron “La Bamba” de Los Lobos y “El Rey” de Vicente Fernández con la que pidió al público que le abucheara por ser una letra machista.
A modo de resumen a lo acontecido, decir que Manolo García está pletórico, inmenso, casi tres horas y media de concierto, de espectáculo puro, más de 30 canciones que repasan a la perfección la vida musical del artista catalán y una interpretación digna que merece la pena pagar para ver a esta leyenda de nuestra industria musical que no se corta a la hora de crear, interpretar y reivindicar los derechos de todos. Muy grande Manolín García.
Texto de Manel Rejano