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09/03/2023La noche del pasado jueves día 2 de marzo en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona se inauguró el Suite Festival 2023 con un gran artista internacional, el prestigioso y virtuoso violinista Ara Malikian, que presentó su gira internacional “The Ara Malikian World Tour” con sold out incluido.
Ara Malikian, es un violinista español de origen libanés y ascendencia armenia, fue un niño prodigio que a muy temprana edad ya destacó por su gran talento y virtuosidad con el instrumento, le tocó vivir en su niñez la guerra civil libanesa, es por eso que esta gira “The Ara Malikian Tour” la define como el resultado de ver crecer a su hijo y de su propio crecimiento a su lado, de la inocencia, la fantasía, la locura, la libertad, la diversión, del niño que no pudo ser y habría soñado ser.
A las 21h puntuales arrancaba el concierto del prodigioso violinista, con un público expectante y con el escenario completamente a oscuras comenzaron a sonar las primeras notas de su violín al mismo son que se proyectaba un haz de luz sobre su persona, sin duda, una aparición mágica y sensible.
Nos adentró en su maravilloso y vibrante mundo interior antes de dedicarnos una “Rapsodia barcelonesa”, un concierto que duró 2 horas, pero que tal y como nos advirtió no nos hubiera importado asumir el riesgo y continuar en ese maravilloso viaje lleno de emociones durante 28h y 32 minutos.
Continuó con un tema clásico del compositor Antonín Dvorak, “Canción que cantaba mi madre” nos conmovió por su dulce y extremada interpretación con sentimiento nostálgico como un recuerdo a su infancia.
Ara Malikian es uno de los violinistas más brillantes, sublimes, talentosos, expresivos y carismáticos de su generación, aparte de ser un genio, es una persona cercana, familiar, reivindicativa, pero sobre todo con un gran sentido del humor, todo un showman que así nos demostró entre canción y canción, embaucándonos con sus divertidas anécdotas y que nos hizo reír continuamente a golpe de carcajada con sus simpáticos monólogos.
El artista nos contó que a los 15 años dejó el Líbano gracias al director de orquesta Hans Herbert-Jöris que le escuchó tocar y le consiguió una beca del gobierno alemán para así continuar su formación en Alemania, siendo la primera vez que salía de su país, sin sus familiares y sin conocer a nadie, pero que gracias a su fiel compañero, el violín, siempre ha estado centrado en su pasión: la música.
Viajó a Cuba por un concurso que no ganó, pero si ganó una banda compuesta por 4 grandes músicos cubanos con los que lleva ya 30 años de recorrido, así nos presentó orgulloso a su excelente banda desde el escenario del Gran Teatre del Liceu: Iván “Melón” Lewis al piano, Iván Ruiz Machado al bajo y contrabajo, Georvis Pico a la percusión y Dayan Abad a las guitarras, con los que bromeó y sonrió con gran complicidad y admiración.
Nos comentó que con ellos superó todas las críticas de los sectores más puristas que le acechaban como “el compositor impostor”, huyendo de lo académico, de las partituras, de las reglas del contemporáneo… pero con un as guardado en su manga, su confianza y sensibilidad por el proyecto, que con gran capacidad creativa, tenacidad, carisma y talento ha hecho que sea uno de los violinistas más valorados del mundo. Con esta emotiva presentación de su banda dio paso a “Concerto Grosso”, una composición dónde demuestra de nuevo la gran complicidad que mantiene con sus músicos.
Continuó con “Taline Nanig”, dedicada a sus dos hermanas mayores que tanto le cuidaron y educaron en su infancia mientras su madre trabajaba, nos comentó que se había criado en un mundo femenino y por el que él así ha educado a su hijo. Con su toque de humor tan característico, nos pidió que por favor no lo subiéramos a las redes sociales para que sus hermanas no se enteraran de que había tocado esta pieza. El tema refleja el amor de hermanos, desde el conflicto a la reconciliación, así lo transmite en su composición, que comienza con sonidos misteriosos, como si de una película de suspense se tratase y va creciendo hasta un sonido de paz y gloria, acabando con toques cubanos, salseros, que alegran al espectador y en el que el propio Malikian para finalizar se deja caer al suelo, rendido, sobre las tablas del emblemático Gran Teatre del Liceu, estirado boca arriba, pero sin dejar de tocar con mimo y cariño esos últimos acordes de su adorado violín.
Malikian es un ser hipnotizante, me costaba apartar mi vista del escenario cada vez que tenía que escribir en mi libreta para así transmitiros todas estas sensaciones y detalles. Nos fuimos adentrando en su imaginario, en su sensibilidad, Ara Malikian es un torbellino de emociones que no puedes dejar de sentir y perseguir, enérgico, hipnótico, catártico, recorre el escenario de lado a lado, poseído por el sonido de su violín pasando de ritmos frenéticos a los más pausados, se entregó completamente sobre el emblemático teatro, incansable, con saltos de libertad, giros sobre sí mismo, como un tsunami intermitente controlado por las emociones y sonidos.
Con su vertiente cómica entre canción y canción nos habló de su hijo Kairo y de que las primeras palabras que pronunció no fueron ni mamá ni papá, sino “Ay Tikar Tikar”, sorprendido, nos contaba su gran asombro y “preocupación” por pensar que su hijo provenía de otro planeta o que fuera un grito guerrero de otro mundo y que no entendían, sus palabras hicieron que el público aplaudiera y riera sin parar, de ahí compuso este tema para su hijo.
Continuamos con la emoción hipnótica de “el preludio número 4 de Chopin” que hace remover el alma. Nos volvió a hablar de Kairo, con admiración hacia el pequeño, nos contó que es un experto y lo sabe todo sobre los calamares, su animal favorito y como el propio Malikian expresó: “de unos padres raros, qué esperabais”, de aquí nació otra de sus composiciones dedicadas a su hijo “Calamar robótico” un tema lleno de originalidad, magia y fantasía con el que nos hizo flotar, “sin importar si éramos una sepia o un calamar”, solo seres volátiles que nos elevábamos por todo el Gran Teatre del Liceu.
No faltaron versiones de temas como “Life on Mars” de David Bowie, acompañado por su gran pianista Iván Melón Lewis, para así hacerlo aún más mágico y continuar seduciéndonos con la voz de su violín.
Continuó con “Allien’s Office” un tema que compuso en Londres por su vivencia personal en las oficinas de extranjería, es un grito a la libertad y a los derechos humanos, evocando sonidos árabes y transportándonos a otra galaxia, tal y como citó Ara Malikian a todos los presentes: “El mundo no pertenece a nadie, soñar no daña y ojalá vivir en un planeta maravilloso dónde cualquier persona pueda vivir como quiera”.
Para Malikian, el arte no tiene reglas ni fronteras, si te llega al corazón y te emociona es lo que a él le importa.
Se acercaba el final, pero antes quiso despedirse del público, agradecido y emocionado, nos deseó paz, amor y sobretodo salud para todos. Con gran emoción en el brillo de sus ojos y en su susurrada voz, nos recordó la pandemia mundial del covid-19, por todo lo vivido y sufrido, de ahí nació “Nana arrugada”, un tema muy emotivo, tal y como nos contó la compuso durante el confinamiento, dedicada especialmente a los ancianos y a las personas más vulnerables que no pudieron tener a un familiar a su lado y murieron en soledad. Así cerró su concierto, tal y como empezó, de manera cercana e intimista y encogiendo los corazones de todo el público allí presente, sacando todas nuestras fuerzas para agradecerle este gran viaje de emociones explosivas y despedirlo con una enorme ovación.
Hasta pronto, genio.