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07/07/2018El cielo de la noche del jueves se presentaba dudoso y amenazaba con estropear lo que prometía ser un regreso mágico en Pedralbes. Chico Malo amenizaba la velada con su música joven en la que fue su cuarta actuación en el Festival de Pedralbes este verano, precediendo al que sería el plato fuerte de la noche.
Salvador Sobral volvía a Barcelona tras sus graves problemas cardíacos y después de haber vivido y estudiado en la ciudad Condal durante dos años.
Por arte de magia, el cielo aguantó, y el artista luso pudo desplegar todo su encanto, vocal y personal, desde la primera nota de su canción “Change”. Sobral se mostró muy cercano con el público, bromeando e interactuando con éste a lo largo de todo el concierto, y demostrando que todavía no ha olvidado cómo hablar ni en catalán ni en castellano.
Acompañado de su gran banda, al piano Julio Resende, al contrabajo André Rosinha, y en la batería Bruno Pedroso, el cantante de jazz cantó un repertorio variado, y no falto de sorpresas que hicieron sentir, vibrar e incluso bailar a un público muy entregado. Se formó una comunión tal entre público y artista, que no hizo falta ni que éste pidiera al público que coreara sus canciones más conocidas, entre las que, por supuesto, se encuentra “Amar pelos dois”, canción que representó hace un año en el Festival de Eurovisión celebrado en Kiev y que le llevó hasta la victoria.
El cantante de jazz hizo vivir al público momentos de puro sentimiento. Realizó un homenaje a Fernando Pessoa, musicalizando uno de sus poemas, concretamente “Pressagio”, y acompañado únicamente por el piano de Julio, encantó entonando “Nem eu” en unos minutos mágicos en los que se hizo el silencio sepulcral entre la audiencia.
El concierto no pudo finalizar de mejor manera para deleite del espectador. Salvador Sobral al piano, haciendo un homenaje más, a Joan Manel Serrat, con la canción “Paraules d’amor” del artista catalán.