Berri Txarrak lanzan un adelanto de su nuevo disco
19/10/2017Estúpida Erikah + Pavvla. Curtcircuit – Crónica
21/10/2017Este miércoles, el mítico grupo jamaicano llamado Culture actuó en la sala Apolo, en un concierto que entra dentro de su tour de celebración de los 40 años del álbum Two Seven’s Clash.
Llegamos justo para verles salir al escenario. Me colé rápidamente hacia primera fila, donde me encontré con Simon, un chico gambiano que me ha acompañado (de casualidad) en un montón de aventuras musicales en Barcelona, y esta no podía ser menos.
A todo esto, me dí cuenta de que mi acompañante original se había perdido, así que nada más localizarle le dejé gozándose el concierto con Simon y me fui a hacer fotos.
Yo no puedo presumir de ser gran conocedor de Culture pero muy rápido y mucho rápido me vi envuelto en aquél rollo de la música jamaicana de finales de los 60’s e inicios de los 70’s.
Lo bueno de asistir a este tipo de eventos es que a uno le es fácil descubrir la creación del género desde dentro. Esta gente fueron unos de sus padres junto a Toots & The Maytals, Alton Ellis, The Wailers… y alguno que me dejo, así que asumo que habrá reproches. Ya lo añadiré.
El grupo estaba formado por dos miembros originales, Albert Walker y Telford Nelson y, dado que Joseph Hill por desgracia falleció en 2006 en medio de un tour, le reemplazó Kenyatta Hill, su hijo, que ahora lidera la banda.
En cuanto a diferencias vocales entre el padre y el hijo (al padre nunca le llegué a ver en directo), según las grabaciones de los temas clásicos, se pueden considerar prácticamente nulas. Parecía que tuviesemos a un Joseph Hill de unos 30 y largos en el escenario dando la talla sin parar.
Llegado el momento alguien le pasó a Kenyatta una bandera independentista roja, que él cogió la mar de feliz, dejándola encima de un amplificador al pasar unos minutos, junto a una bandera de Etiopía y otra del Rototom. El festival me persigue. Es realmente preocupante.
Dado que el concierto formaba parte de la gira de la celebración del 40 cumpleaños del lanzamiento del álbum Two Seven’s Clash así que como os imaginaréis correctamente, se marcaron prácticamente el disco entero.
Aún así hubo otro momento en el que se sentó encima de un amplificador y empezaron a tocar la famosa versión acústica de Redemption Song. Cuando la estaba terminando, se bajó del escenario se paró delante de una chica del público y le empezó a cantar tal como si se estuviera declarando. Al ver que la pobre chica lo estaba empezando a sufrir, estando tan rodeada de gente, Kenyatta empezó a repartir abrazos a gente del público.
Ni siquiera era algo preparado, iba dando abrazos con puro sentimiento de causa. Estaba viviendo un ritual a manos de alguien que no era Lee Perry. Quién me lo iba a decir.
El concierto llegaba a su final, así que Kenyatta hizo una de las pocas cosas que le quedaban por hacer, apología del consumo recreativo de la marihuana, le llegaron dos porros del público y se puso a dar caladas mientras gran parte del público le imitaba entusiasmada.
No duró mucho más, eran cerca de las 12 y el metro en Barcelona los días de entre semana cierra sus puertas a esa hora. El concierto terminó de forma histórica. Sin darnos cuenta nos vimos de pronto dos personas, extasiados perdidos (pero sin químicos de por medio, que la droga es mala) con una lluvia tremenda, para la cual no había paraguas que la resistiera, y con un camino a pie de más de media hora por delante, pero eso, ya es otra historia.