El hada Florence y su Machine
21/03/2019Bely Basarte, de Youtube al escenario
23/03/2019El miércoles pasado, en una de las sesiones de Caníbal (en la Sala Apolo) tuvo lugar una de las experiencias más bestias que he sentido yo nunca yendo a cubrir un concierto. Dejadme que os ponga en situación, abro crónica de The Gladiators.
Esta historia empieza en la calle Aribau de Barcelona, donde había quedado yo con una querida amiga mía para ir al concierto. Ella no es que conociera especialmente al grupo pero le había enseñado algunos temas para que al menos no fuese a ciegas. Salimos de su casa, cogimos un bus y nos plantamos en la puerta de la Sala Apolo sobre las 22:00, justos para verles empezar (se decía por la sala que se habían retrasado por el motivo que el cantante se zampó un ehem... bocadillo vegetal ehem... enorme y bueno, la indigestión y eso les retrasó un poquitín.
El concierto ya empezó fuertecillo, con un clasicazo de los 70's llamado "Warriors", para seguir con "Guts", otro temazo de uno de sus primeros discos, en los que se respira y escucha la buena vibra rasta que se empezaba a popularizar en el caribe en aquellos tiempos.
Si bien hubo algunos temas que no logré saber cuales eran dado que, aunque me encantaría, no me puedo saber toda la discografía de todos los músicos de mi isla favorita, ello no impidió que se dieran ciertas situaciones.
Os voy a transcribir parte de una conversa que tuve aquella noche, porque es de las formas más fieles en las que me describieron lo sentido: Los que hayáis visto la película de Ratatouille sabréis que hay una escena en la que la rata buena le da de comer a su primo estúpido y la pantalla se vuelve negra, apareciendo poco a poco cada vez más explosiones de colores al ir mezclando sabores. Bien, pues cambiad el asunto de comer por el de estar en un pedazo de bolo y ya lo tenéis.
Naturality también pegó tremendamente fuerte cuando empezaron a sonar los primeros acordes, al fin y al cabo, pese a estar presentando nuevo álbum, no podían olvidar sus natty roots, el lugar de donde salieron. Y nos lo contagiaron a todos los allí presentes. La piedra transparente brillaba como nunca.
´Ya por la mitad de un concierto en el que se tocaron 17 canciones para deleite del público, le llegó la hora a "Look Is Decieving" con sus pedazo de coros, y su pedazo de letra, y su pedazo de todo. Mis disculpas, me flipo yo solo.
Bien se podría decir que el concierto estuvo más ligado a la lucha social que no a la religión, como suele pasar en estos conciertos. Si bien hubo algunas alabanzas más que esperadas, como pueda ser "Jah Works" o "DreadLocks".
Si nos ponemos a hacer la suma veremos que de los 17 temas que se tocaron el miércoles por la noche, 13 son reivindicativas y el resto son alabanzas a Jah. Nada nada mal.
Acabó pasadas las 12:30, con un magnificiente "Stick A Bush" otro gran clásico, para después salir a tocar dos bises más: "Good Old Days" y Teach The Children
Y aquí es donde termina la historia para el 97% de los asistentes, sin restar los que se quedaron a la Caníbal Session de después. Para mis compañeros de FWMedia, mi amiga y yo no hizo más que empezar. Parece ser que Al Griffiths (el cantante, hijo de Anthony Griffiths, cantante original del grupo), se fijó en mi colega y nos invitó a los 4 a pasar al backstage a hacernos otros tantos bocadillos vegetales, pudiendo hablar tranquilisimamente con el grupo entero que se encontraba allí.
Después de un buen rato compartiendo opiniones, experiencias y bocadillos con ellos, decidimos dejarles tranquilos y marcharnos a la Sala 3 a regocijarnos un rato en lo vivido.
Gràcies per donar-me el que m'has donat i el que queda pendent, de veres t'ho dic. Ha estat magnífic.