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06/08/2019De entrada, el Teatre Coliseum ya es un entorno idílico, clásico, de lo mejor de Barcelona para disfrutar de algunas de las voces más intensas del panorama musical actual.
Público variopinto el que asiste, pero les une una cosa: el respeto por la música. Señoras bien junto a milennials de pura cepa, esto son cosas que solo consiguen la música, y esta noche de verano, en los últimos coletazos de julio, van a intentar que olvidemos el ruido de fuera para centrarnos en el que brindará I'm a soul woman.
Arrancamos con la presentación del 17º Festival MASiMAS, y empiezan con fuerza. Animando a un público que tiene ganas de escuchar soul. I'm a soul woman es una orquesta representada en este momento por Koko Jean Davis, que no cesa en su empeño de dirigirse al público como "Barcelona" para conectar con los asistentes. Recordar aquellas grandes voces de la música negra que ayudaron a cambiar la música y el mundo, y proponiendo un viaje en el tiempo, este es el objetivo de esta noche del 30 de julio. Monique Makon es la primera que sale a transportarnos a los años 30, con esos primeros tonos de jazz, algo que parece convencer al público.
Le sigue Noemí Silah, que se atreve con Billie Holiday, ahi es nada. Una mujer, una trompeta y apenas un piano son suficientes para encandilarnos y seguir llevando al público a otros tiempos, en los que una mujer negra era una valiente por asomarse a los escenarios. Por suerte, todo eso ya es una realidad y se pueden disfrutar con voces como las de esta noche.
Para representar el Rythm Blues, el hijo perfecto del jazz y el Blues, I’m a soul woman nos trae a Myriam Swanson, una sonrisa hecha mujer que hace bailar al público hasta en sus butacas. Arrolladora y moviéndose de lado a lado del escenario mientras suelta su torrente de voz. Ninguna mujer pringando, como dice, es lo que ha conseguido el sexo femenino en estos tiempos. Seven Day Fool de Etta James, versionada por Swanson con rabia, es el ejemplo perfecto del poderío que quieren transmitirnos.
Llegamos a los años 60, hoy en Barcelona de la mano de Tonia Richardson. Gafas de sol y un vestido blanco son la enseña del soul ahora mismo, haciendo partícipe al público de toda la energía de esta cantante. Hasta se atreve a versionar ella sola a Las Supreme, porque Tonia se lo puede permitir y salir algo más que airosa del embite.
Vuelve Koko Jean Davis con Ain't Got No, I Got Life de la gran Nina Simone, un clásico que todo el mundo conoce, o debería, desmontando una vez más la idea de que el soul es un género menor, cuando en realidad es universal.
Y ahora vamos con Tina Turner, perdón, Desirée Diouf, la mujer encargada de interpretar temas de la gran diva de la música negra. Volver a escuchar Proud Mary en un escenario debería estar en una lista de cosas que oír antes de morir, gracias Desirée por darnos a Tina otra vez.
Tras la emoción, pasamos al funk, con toda la energía que requiere de parte del público. Aplausos que acompañan a los sensuales bailes de la cantante, con ganas de fiesta. La música disco y los años 80 vienen presentados por Yasmina Azlor, una de las coristas de la orquesta, que se atreve a animar al público levantándolo de sus butacas con I'm coming out, de Diana Ross, se dice pronto.
La última de las cantantes presentadas el martes todavía no había salido, pero Brigitte Emaga no deja indiferente. Bien sea por su atrevido look o por el funk, que hace mover a cualquiera, pero sale a arrasar en el tramo final. Y si lo adornas con sus sensuales movimientos, tienes el cocktail perfecto para que el público lo celebre. Realmente consigue transportarte a las pistas de baile de New York, con su descomunal voz y los ritmos funk de los temas que va cantando, acompañada de una orquesta en comunión con ella (solo de guitarra o de saxo incluidos).
Este concierto del martes en el Teatre Coliseum fue el cierre perfecto para la trayectoria del proyecto que representa I'm a soul woman, compuesto por hombres y mujeres, chicos y chicas que, sin importar los años y el color, han conseguido que todo el público vibre con esta banda y los clásicos que se han atrevido a tocar. Dedicado a todos pero, sobre todo, a ellas, que han podido dar voz a una música que todos deberíamos conocer. Y así, con el público en pie, aplaudiendo a todos los componentes y cantantes de la banda mientras homenajean a Aretha Franklin sobre el escenario, termina una noche para la música negra y la de todos, al grito de un himno como Freedom, por algo será.