
Foster the People regresa a Razzmatazz con nostalgia y nuevos ritmos
23/07/2025La noche del 21 de julio, el Poble Espanyol se rindió ante la voz cálida y emocional de Julieta Venegas, quien cerró con su concierto el Festival ALMA. Con un espectáculo que recorrió su historia musical y su constante evolución artística, la artista mexicana nos dió mucho más que un concierto: fue nostalgia pura y dura.
Pero antes de empezar su show, pudimos disfrutar de otro concierto previo de la trombonista catalana Rita Payés que, junto a su pareja Pol Batlle, su madre Elisabeth Roma y su hermano Eudald hicieron que todo quedara en familia, sin dejar de nombrar al cuarteto de cuerda que intervino en la mayor parte del recital, a Juan Rodríguez Berbín en la percusión y a Horacio Fumero al contrabajo.
Su concierto estuvo centrado en el álbum que lanzó en 2024, ‘De camino al camino’. Con sus sonidos característicos del jazz y la bossa nova, disfrutamos durante una hora de un concierto tranquilo en el Poble Espanyol.
Desde los primeros acordes de "Dime la verdad", Julieta Venegas dejó claro que este no sería un espectáculo cualquiera. Sin grandes fuegos artificiales ni parafernalia, apareció con mucha sencillez y con su característico acordeón sobre el escenario.
Luego interpretó "Caminar sola", un tema cuyo mensaje es claro: el derecho de las mujeres a ocupar el espacio público con seguridad y sin miedo. Un mensaje profundo de empatía a todas sus fans que alguna vez han sufrido acoso en la calle o caminando solas.
A lo largo de la velada, canciones como "Bien o mal" y "Algo está cambiando" conectaron con un público cada vez más entregado. Antes de cantar "Ese camino", Julieta agradeció haber compartido escenario con Rita Payés y también dio las gracias a todos los asistentes por acompañarla esa noche.
El momento de mayor emotividad llegó con "Esperaba", un homenaje al artista argentino Charly García. Después, nos habló del origen de su tema "A dónde va el viento", contando que fue compuesto para una serie mexicana que trataba sobre los silencios que quedan cuando alguien se va. Fue imposible no pensar en la migración, en las ausencias y en los afectos que cruzan océanos.
“Extrañar”, dijo, “es una forma de recordar cuánto hemos amado”, justo antes de interpretar "La nostalgia", una canción que, más allá de la tristeza, abraza los vínculos y lo vivido con mucha esperanza.
Uno de los momentos más coreados fue, sin duda, "Eres para mí". Aunque algunos esperábamos la presencia de Anita Tijoux sobre el escenario, no fue posible —probablemente debido a otros compromisos de la artista chilena fuera de Barcelona—. Aun así, el tema estalló la alegría entre el público que lo coreó y bailó hasta el final.
La mezcla de beats y cercanía con su público se intensificó a medida que avanzaba el concierto, pero fue "En tu orilla", basada en un poema de Manuel Zurita, la que nos devolvió a esa serenidad poética y sutil donde Julieta también habita con naturalidad.
“No hay que hacer como que no pasó, hay que enorgullecernos de nuestras caídas”. fue una de las frases de la noche, acompañada por una canción que nos invita a mirar el pasado con compasión, no con rencor: "Tu historia".
En el bloque final sonaron temas como "Limón y sal" y "Andar conmigo", que pusieron a cantar a gran parte del público. En medio de ese lapso, hubo espacio para la divertida y catártica "Despechada mexicana", donde Julieta rió al decir que estaba inspirada en las canciones del mítico Juan Gabriel. “Si algún día están despechados, cántenla con una tequilita”, recomendó entre risas. “¿Hay mexicanos aquí? ¿Latinos? ¿Catalanes? Me encanta que nos mezclemos y convivamos”, dijo con una sonrisa.
Antes de casi el final, interpretó "Un lugar", una canción que habla sobre el difícil camino de la migración. Julieta hizo una breve pausa para explicar su trasfondo: no cuenta una sola historia, sino muchas a la vez, las de quienes se ven obligados a dejar su país, su gente, su idioma, buscando simplemente un sitio donde estar en paz.
"Lento" y "Andar conmigo" fueron recibidas con una emoción que cruzaba la nostalgia y la alegría. Aunque "Despedida" no sonó en directo, el cierre llegó con "Me voy",una canción que, más que nunca, se sintió como un regreso a casa, seguida de "El presente", donde Julieta nos recordó que lo único que realmente tenemos es este instante compartido.
El público agradeció con un aplauso unánime a la artista mexicana, quien esa noche despertó, en muchos, la nostalgia… y por qué no decirlo: la gratitud de escucharla en vivo. Porque en tiempos inciertos, su voz sigue siendo ese refugio cálido que nos recuerda quiénes somos… y quiénes podemos llegar a ser.