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05/12/2018Si algo tenemos claro desde Metronome es que si tenemos una corazonada con algún concierto de un grupo que conocemos poco, siempre acertamos, y sobretodo nos ha ocurrido mucho esto con los conciertos que se han ido anunciando en Cooncert, que ha cerrado la temporada de 2018 con un conciertazo, el de Larkin Poe en la Sala Razzmatazz 2 este pasado 2 de diciembre.
Los fans de la banda, a través de la web de conciertos a demanda, votaron para que vinieran las hermanas Lovell a Barcelona y así fue, pero antes de que salieran a escena, tuvimos el placer de disfrutar de Joan Queralt & The Seasicks que, aunque breve, ya que solo tocaron 8 temas, nos encantaron. La mezcla de blues, folk y dejes country para presentar su nuevo trabajo Purple Canon (La Cúpula Music, 2018) nos dejó con ganas de conocer más de la banda catalana.
Con Rebecca Lovell tocando la guitarra al filo del escenario y su hermana Megan con su slide al cuello tocando las primeras notas de Summertime Sunset daba comienzo el concierto de Larkin Poe en Barcelona. Un concierto lleno de complicidad, sonrisas y agradecimiento infinito.
Aparte de alabar su sonido blues, country y rock, no podemos dejar de informar que las hermanas de Atlanta son un torbellino sobre el escenario, se meten al público en el bolsillo con sus miradas y sus juegos pidiendo al público que repita los coros de las canciones. Además, nunca habíamos visto a un batería tocar con tanta felicidad irradiando de su cuerpo, con una sonrisa de oreja a oreja durante todo el concierto.
Cantaron varios temas de su nuevo disco, el cual salió a la venta hace tan solo tres semanas, Venom & Faith (Tricki-Woo Records, 2018), como por ejemplo Hard Time Killing Floor Blues, la cual dio pie a un solo de guitarra de la mano de Rebecca y otro con el slide a manos de Megan, que incluso con problemas en la conexión de audio de la guitarra a medio solo y teniendo que parar para solucionarlo consiguió salir airosa y terminarlo bajo la ovación del público y el apoyo incondicional de su hermana y la banda, el ‘Well done Meg’ de Rebecca es el claro significado del amor fraternal.
Nos hablaron de aquellas vocecitas que tenemos en la cabeza que nos dicen lo que debemos hacer, esos pequeños demonios internos que solo nos dicen las cosas malas y que debemos luchar contra ellos y expulsarlos para ser quienes queremos ser y crear el futuro que queremos tener, y eso es lo que inspira el tema Freedom, que ellas han definido como un mantra.
También hubo tiempo para escuchar un tema dedicado a su abuelo, el cual sufre esquizofrenia, Might as well be me, y con el que quieren concienciar a su público sobre las enfermedades mentales, de lo comunes que son y lo difícil pero a la vez tan necesario que es hablar sobre ellas.
Aparte de tocar canciones del nuevo disco y de sus discos anteriores, se atrevieron con varias versiones de clásicos del rock, como lo fueron Black Betty de Lead Belly, Preachin’ blues de Son House, o Come on my kitchen de Robert Johnson, tema con el que cerraron el concierto con batería y bajo, tambor y pandereta en mano junto a Megan al filo del escenario y con Rebecca en el foso junto al público.
Debemos decir que incluso con las versiones consiguen tener un sonido propio, las saben hacer suyas sin despeinarse y haciendo disfrutar a sus fans con sus variaciones llevándoselas al terreno del blues y el country. Eso sí hubo un momento en Blue Ridge Mountains que nos vinieron sonidos muy Killing the name de los Rage Against the Machine.
Las hermanas Lovell, Larkin Poe, llevan el género del blues rock a otro nivel, a un terreno que han creado a base de buenas tablas y mucho estilazo sobre el escenario y que conocen de sobra. Ya tenemos ganas de que vuelvan a actuar por aquí, no nos lo perderemos por nada del mundo. Sin duda uno de los conciertos del año, pocas veces sales de una sala de conciertos con una sonrisa y el pecho inflado de emoción por un directazo.