Un encuentro íntimo con Passenger
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08/04/2019Solamente ha hecho falta esperar 4 meses de este año 2019 para poder deleitarnos con la presencia de una de las figuras más legendarias del género –mundo- dub y reggae. El historial es largo, pues el cantante –de 83 años- ha visitado la ciudad condal anualmente desde 2016, haciendo de Barcelona una parada obligatoria en sus giras.La grandeza del músico Lee Scratch Perry –abreviado LSP- superó y por mucho el tamaño de la sala de conciertos Apolo 2, dónde el cantante y compositor hizo acto de presencia el pasado miércoles 3 de abril. Si bien es cierto que los anteriores bolos de Perry se realizaron en Apolo 1 (más grande y con mayor iluminación), la sala Apolo 2 encajó a la perfección con una figura que roza lo musical con lo espiritual y que se nutre de la intimidad del público con una carga iluminativa perfecta –algo que los fotógrafos apreciaron-.
Quizás el aprendizaje y la experiencia de los conciertos anteriores ha curtido a los promotores quiénes, en busca de contrarrestar los reflejos emitidos por la multitud de espejos que cubren las vestimentas de LSP, han optado por una iluminación menor. O quizás todo es una conjetura que me acabo de inventar. Pero lo sí que es cierto es que, al igual que los conciertos anteriores, el aspecto –tanto físico como formal- dejó patidifusos a los que se estrenaban en uno de sus bolos. Con su ocurrente gorra cubierta de espejos y el consiguiente efecto de bola discoteca a conjunción con la barba rosa del tipo, LSP se definió con su propia imagen. Algo que carece de explicación, estratosférico, un ser superior que habla con los árboles –y a saber con quién o qué más- y bendice al público mediante botella de agua y gesto solemne.
Todo con otro espejo con forma de corazón situado en sus partes nobles, cuyos rayos de luz apuntan –con una precisión preocupante- allá donde las caderas de LSP se mueven. Alrededor de Perry, 6 velas que protegen un perímetro sagrado que algunos conseguirán cruzar. ‘’Yo creo que ponen droga en el incienso’’, dice uno de los asistentes antes de estallar a reír. Posteriormente, el individuo subirá al escenario a saludar el cantante.
Un bolo de Lee Scratch Perry es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a tocar. LSP no tiene ningún programa establecido al subir al escenario –y a juicio personal, tampoco lo tiene en la vida-. El público no sabe qué canciones del amplio repertorio de Perry va a escuchar, pero esto dota de originalidad –y esfuerzo- las actuaciones de LSP, pues es raro escuchar los temas más icónicos del cantante (a saber cuántos artistas sobrevivirían si no fuera por sus grandes hits).
Temas que se escucharon el pasado 3 de abril fueron Disco Devil, Policeman and Thieves o Crazy Baldheads. Además de Rastafar I Jump, el público también gozó de un variado de versiones de temas clásicos.
Una de las velas que rodean el cantante se cae. Un miembro del stage intenta arreglar lo ocurrido. Lee Scratch lo detiene. Sigue cantando mientras alcanza la vela con la mano y la coloca gentilmente allá dónde estaba. Sigue cantando, los rayos del amor que salen de su entrepierna ciegan algunas personas de la primera línea. Una caja de bombones.