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13/02/2018Hace ya casi una semana que los 4 hombres de negro aterrizaron en la capital catalana para ofrecer uno de los espectáculos más impresionantes que desde hacía tiempo no se veían en el Palau Sant Jordi. Y aprovechando que, justo después del concierto, el grupo ha sacado a la venta un doble CD del mismo show, os traemos un completo análisis sobre el paso de Metallica por Barcelona:
Con gente esperando desde las 3 de la tarde un miércoles laborable y todas las entradas agotadas a penas en una hora hace más de 10 meses, se podían intuir los años que hacía que los metaleros de Los Ángeles no pasaban por allí y las ganas que tenía la ciudad condal de volver a disfrutar de nuevo de una banda con más de 35 años de historia, 10 álbumes de estudio publicados y 9 premios Grammy.
Sobre las 18:30 se abrieron las puertas de la que fuera sede de los Juegos Olímpicos del 92 y no paró de llegar gente hasta justo la hora del concierto, cuando ya no cabía ni una púa. A pesar de la cantidad sorprendente de controles que tuvieron que pasar, los asistentes aguantaron frío y cansancio para ser los primeros y poder ver lo más cerca posible a Kirk, James, Rob y Lars. Al entrar, un escenario situado justo en el centro del pabellón asombraba incluso a los habituales en este tipo de espectáculos y ya les hacía prever que no habían pagado solo por un concierto.
A las 8 subieron al escenario Kvelertak, una banda noruega que se mueve entre el heavy y el black metal y que están acompañando a Metallica como teloneros en toda su nueva gira. A pesar de que no dispusieron del sonido que iban a tener los estadounidenses y de que el Palau no es el mejor sitio para escuchar a bandas que no reparan en distorsión, calentaron a los más fieles de la noche durante una hora escasa en la que fueron bastante a piñón.
Del concierto podemos destacar la aparición del cantante con una cabeza de búho o que, rato después, sacara una bandera gigante con el logo del grupo; y la presencia en el escenario de 3 guitarristas (uno de ellos, además, pianista) que con sus amplificadores Orange mostraron en el escenario más energía que incluso a los que teloneaban. Y es que no siempre se tiene la oportunidad de telonear a un Hall of Fame.
A las 21:15, después de hacerse un poco de rogar y de que más de 20 personas subiesen a la vez al escenario para dejarlo todo listo, una de las canciones que tenían puestas como música de ambiente (que, debido al ansia de los asistentes, les supo más como a música de espera) empezó a sonar un poco más fuerte y la gente entendió que era la canción pre-intro. Ésta fue It’s a long way to the top (If you wanna Rock and Roll) de los australianos AC/DC, y se entendió como un homenaje de los reyes del metal a los reyes del hard rock.
Entonces, ahora sí, se hizo de noche en el Sant Jordi y tras una épica intro (y un poco larga), Metallica salió y después de chocar la mano con los asistentes de las primeras filas, hicieron temblar todo Montjuic con Hardwired, el single que da nombre a su último trabajo. Aun lo poco amigables que muchos éramos (y somos) con el inglés, la gente se dejó la voz cantándolo (y/o tarareándolo), para dar paso a Atlas, Rise!, otro de los sencillos del último álbum.
Los hombres de negro empezaron el concierto con estas dos canciones porque son temas muy rápidos de la banda y “muy Metallica”, muy thrash metal… como diciendo… “sí, no os habéis equivocado de concierto o de grupo, de verdad, somos Metallica, llevábamos 9 años sin venir pero aquí estamos, con vosotros.”
Tras una breve presentación, James Hetfield (vocalista y guitarrista) aviso de que, a parte de las nuevas, también tocarían canciones antiguas. Y, acto seguido, empezó el riff principal de Seek and Destroy, uno de los hits de la banda (y favorito del redactor). Pero esto no era todo, al romper la canción, 20 de los más de 40 cubos gigantes que se cernían sobre las cabezas de los artistas bajaron siendo una pantalla en cada cara del cuadrado para mostrar imágenes y carteles de muy anteriores conciertos del grupo en Barcelona. Un trabajo impresionante de personalización del concierto que no se quedaría aquí.
La noche transcurrió con más altos que bajos (recuerdo, era un concierto de Metallica) pero hubo momentos para todos los gustos: fuegos artificiales, drones programados para volar sobre la cabeza de Lars Ulrich (baterista), cañones de fuego, e incluso un espacio para la batucada en el que los 4 tocaron al unísono unos cubos gigantes subidos del suelo que eran baterías electrónicas. Todo muy a lo grande, muy espectacular, muy americano, muy Metallica.
Pasada la hora de espectáculo, Robert Trujillo (bajista) y Kirk Hammet(guitarrista) tuvieron un detalle con Barcelona y, cogiendo en sus dos anteriores shows en Madrid para versionar a Barón Rojo y a Obús, aquí decidieron probar con la rumba catalana y, de la mano de Peret, dos miembros de la banda más importante del Thrash Metal, versionaron “El Muerto Vivo” con un Palau Sant Jordi rendido a sus pies.
Como no podía ser de otra forma, tampoco faltaron los grandes clásicos como Master of Puppets, Nothing Else Matters o Sad but True, entre otros. Sin dejar lugar a la sorpresa y como en la mayoría de los otros conciertos a lo largo de la gira, la velada finalizó con Enter Sandman, una de las canciones fetiches del grupo y que se ha atrevido a versionar Jimmy Fallon con ellos en su Late Night.
Dejando de lado lo bien cuidados que se conservan y la energía que desbordan aún con sus 55 años de media de edad, los considerados como más grandes del metal vinieron a dar una imagen de “divos” y de superestrellas a la hora de cambiar de guitarra o bajo cada dos canciones, con un montaje tan impresionante o con Lars cambiando de baquetas después de cada canción. Pero la actitud que mantuvieron con el público mostró que era únicamente parte de la ceremonia, parte de su exhibición, que era un personaje. Durante todo el show mantuvieron un respeto y admiración absolutos por todos los seguidores que habían acudido a verlos tras 10 meses con las entradas en un cajón y, por ello, al acabar, a parte de lanzar centenares y centenares de púas entre el público, estuvieron 15 minutos agradeciendo el calor que habían recibido después de tantos años sin pisar Catalunya.
Metallica no defraudaron a nadie y todavía la gente cuenta su experiencia una semana después, de un espectáculo vivido de tan grandes magnitudes. No sabemos si ésta será una de sus últimas giras mundiales tan grandes, pero lo que es seguro es que siempre serán muy bienvenidos.
El link de compra del CD+DVD: