Serrat nos llena de poesía en su concierto de despedida en el Palau Sant Jordi

El "Noi del Poble Sec" nos brindó un concierto de esos que se recuerdan para siempre, con un Palau Sant Jordi rebosante de gente de todas las edades, porque sin duda alguna su música traspasa generaciones y no pasa al olvido. Su gira es solo la despedida de los escenarios porque su talento creativo siempre seguirá presente entre nosotros.

Abordamos nuestros asientos de prensa con una fantástica vista del escenario en su conjunto y del público que llenaba las galerías con mucha velocidad. Ya eran las 21.00 hrs y aun no comenzaba y no sería hasta más o menos 17 minutos después que aparecería en el escenario Joan Manuel Serrat, abriendo los brazos y saludando a su fiel público.

Comenzó su presentación con “Temps era temps” y al terminar bajo la ovación completa del público como una bienvenida a su tierra. Acto seguido, nos invita a todos a no estar nostálgicos durante el concierto, sino que alegres porque esta va a ser una gran fiesta. Y así lo fue, fue una fiesta en la que hizo un recorrido completo por sus temas más emblemáticos como “Cançó de Bressol” que emocionó a todos, porque nos habla de un pequeño pueblo derruido por los horrores de la guerra civil. Con una combinación de idioma catalán y castellano y una hermosa composición, esta canción se le reconoce a leguas como uno de sus emblemas de su carrera.

Luego seguiría su concierto con “Pare” una canción que habla sobre los desastres que causa el cambio climático y en la cual su discurso es muy claro respecto a nuestra responsabilidad en este deterioro del medio ambiente y nuestro uso indiscriminado de los recursos naturales. Una canción hecha hace algunos años atrás, pero cuyo discurso sin duda alguna sigue más que patente en nuestros días.

Y no podemos dejar de mencionar la emotividad que nos produjo cuando cantó “Nanas de la cebolla”, recordando a Miguel Hernández, para luego continuar con temas que rememoran su infancia y su vida en Barcelona como “El meu carrer” y “Barcelona i jo”. Luego nos regaló la hermosa canción “Es caprichoso el azar” en compañía de su violinista Uixi Amargós.

Enlazaba luego con uno de sus temas emblema “Hoy puede ser un gran día” con unas entretenidas imágenes del cuadro de la mona lisa en diferentes expresiones divertidas y con un público muy animado cantando con gran emoción este tema que siempre nos llena de un ánimo optimista. Siguió con “La Tieta” una canción con un ánimo más tranquilo y profundo para luego generar la emoción conjunta con “Mediterráneo” que cuando sonó fue como si fuera un himno compartido por muchos en ese concierto.

Pero todos esperábamos “Cantares”, de Antonio Machado, para poder cantar al unísono el “golpe a golpe, verso a verso…” y ser todos uno en ese canto en esa noche de concierto, lo cual así fue para luego despedirse (antes de los bises) deseándonos suerte en “la grossa” o en la lotería, recordando que su madre solo pedía salud y trabajo para su marido, desatando muchas risas entre los presentes.

Los bises fueron cerrados con “Paraules d’Amor” y “Fiesta”, que nos hace rememorar esas fiestas de barrio tan tradicionales y nos hace irnos más felices y animados de este concierto y no tristes y nostálgicos como el nos pidió que no estuviéramos. Sin duda alguna, sus letras, su voz, sus composiciones y sus canciones quedarán por siempre en la gente que tuvo el privilegio de escucharle a lo largo de su carrera y en sus últimos conciertos.