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21/11/2018El día de todos los santos tuvimos el placer de volver a ver a Cat Power en el escenario de Razzmatazz. Gracias de nuevo a Cruïlla de Tardor. Digo de nuevo, porque en 2016 Cruïlla ya nos brindó la oportunidad de verla en los escenarios de aquí, Barcelona. El recuerdo de aquel concierto fue algo confuso, desconcertante. En sí ella es una persona muy peculiar. Sus adicciones y problemas emocionales parecen haber quedado en el pasado, sigue teniendo un toque, sin duda muy personal, pero ya no parecen tan descaradas esas lagunas mentales al cantar, por ejemplo. Conserva ciertas peculiaridades, pero no tan exageradas como antaño, se muestra bastante despejada. Esta vez presentándonos su nuevo disco, ‘Wanderer’ (Domino Records, 2018), que nos muestra su lado más sincero de todo el trayecto de su carrera hasta ahora.
A las 20:30h ya empieza a llenarse la sala a pesar de estar abiertas las puertas desde las 19:30h. Pasados diez minutos de las nueve, la gente se empezó a impacientar, silbaban para que apareciera Cat Power. Crearon un maravilloso momento de tensión en el ambiente a sabiendas que ya quedaba poco para su aparición, la música de fondo hacia retumbar los bafles y notabas ese movimiento en el pecho de los graves, ya estaba a punto de salir.
Aparece espléndida, con un vestido negro y con un toque personal de su rebeldía, fumando un cigarro. En el escenario se colocó junto a un atril que sujetaba sus letras y como no, esos dos micros que siempre le acompañan. Esta intranquila, se mueve pero a pesar de ello gesticula dulcemente y aquí empieza realmente el éxtasis de sus canciones. Con ‘He Turns Down’ abre el concierto, afinando y evocando calma.
Se explayó con las covers. Peculiares versiones e improvisaciones muy aleatorias, a su manera. La versión más evidente fue ‘Pa Pa Power’ de Dead Man’s Bones de Ryan Gosling, o ‘White Mustang’ de Lana del Rey. Las demás versiones las introducía discretamente ahí donde le apetecía. En su peculiar manera de rendir homenaje.
Se movía de un lado a otro del escenario para llegar a ver a todo su público, mostró su cara más agradecida y bailó a su modo casi arrítmico prácticamente en todo el concierto. De repente en ‘Woman’ se dió la vuelta e hizo un gesto peculiar, al acabar la canción correteó detrás del escenario y volvió. Esto me dejó un poco descolocada.
También durante ‘Manhattan’, en primera fila, y a pesar de haber especificado que en el concierto no quería cámaras, sacó un muchacho una cámara, Chan Marshall. Se percató, siguió con el show pero a través de la gesticulación pidió que no hiciera fotografías y al no ceder seguridad intervino y echaron al chico de la sala. Estos dos momentos podríamos decir que fueron los más extraños, sobretodo por no entender qué estaba pasando.
Como despedida cantó ‘Moon’ y al acabar intentó hablar en castellano (como buenamente pudo), aportando un momento de amor, en un mundo tan violento, sus palabras (más o menos) fueron estas; ‘el mundo está muy loco, mucho problema político, familia y amor, son personas muy importantes…’ totalmente de acuerdo, si lo que quería transmitir es que somos importantes y que nos basemos más en el amor (por todo lo que hacemos, no romance solamente), chapó por intentar transmitir este mensaje en sus conciertos.
Algo que no me acabó de gustar es que el público estuvo un cuarto de hora pidiendo una última canción para llevarse ese último recuerdo, pero no. Hasta me supo mal el entusiasmo de estos por conseguirlo y no obtenerlo. A pesar de esto, fue un concierto muy emotivo y no voy a negar que me hiciera mucha ilusión ver a Cat Power en su mejor versión y tal vez, su mejor momento emocional.